El ingeniero Juan Carlos Perucca ha publicado en este diario, hace unos días, una minuciosa descripción del enorme esfuerzo que han realizado, durante más de 30 años, distintas Instituciones oficiales y privadas de la República Argentina, en la búsqueda de minerales en vastas regiones del país.
La política oficial y la privada se dirigió, desde entonces, ha determinar reservas de minerales cuantificadas que pudieran ser "explotables” lo cual significa que extraídas, se pueden transformar en productos útiles para el desarrollo del país.
Ha transcurrido casi medio siglo, durante los que se realizaron ingentes trabajos de exploración, hasta llegar al momento actual en el que se han establecido explotaciones mineras de distintos minerales, en todas las categorías desde pequeñas, medianas hasta la llegar a la gran minería.
Todo esto ha tenido un efecto de "arrastre” y "penetración” hacia nuestros desiertos y montañas dejando huellas y caminos construidos que crean facilidades para asentamientos poblacionales.
En la provincia de San Juan, en 1989, cuando todavía no había ninguna explotación minera de minerales metalíferos en actividad, se aprobó el Decreto 0638 reglamentando la Ley Nro. 5824 "Ley para la Preservación de los Recursos de Agua, Suelo y Aire y Control de la Contaminación en la Provincia de San Juan”. A esto sigue una larga lista de artículos reglamentarios. La reglamentación y el decreto provincial pueden verse en detalle en el Boletín Oficial -Provincia de San Juan, República Argentina- del 7 de setiembre de 1989, emitido 16 años antes de la puesta en explotación de la primer mina correspondiente a la gran minería a cielo abierto. Esta reglamentación se realizó durante la gobernación de Carlos Enrique Gómez Centurión con Wbaldino Acosta como vicegobernador.
Si se lee con la debida atención, tanto la Ley como el Decreto de San Juan, se puede apreciar el alto grado de los detalles que competen a la preservación y remediación del medio ambiente.
Nadie nos puede tratar de improvisados, de no respetuosos de nuestro medio en el que vivimos todos los días. El pueblo de San Juan, así como el de toda nuestra República Argentina, debe entender que la minería ayudará a vivir mejor bajando el índice de pobreza y que comenzaremos a poblar nuestras montañas y desiertos hasta transformarlas de páramos a lugares habitables.
No nos amontonaremos en cinturones de miseria, queremos trabajo digno para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.
