Angela Merkel obtuvo un triunfo aplastante el domingo último, en las primeras elecciones celebradas en Alemania desde que comenzara la crisis de la eurozona, en 2010, revalidando un poder gracias a la confianza del electorado en su pragmatismo administrativo y el liderazgo político, con el que enfrentó los graves desequilibrios financieros producidos en el bloque económico.
El sector conservador, sustenta del gobierno de Merkel, logró el 41,5% de los votos, el resultado electoral más contundente desde 1990, con el cual se acerca -solo median escasos cinco escaños-, a la primera mayoría absoluta en el Bundestag, un récord histórico en más de medio siglo. Se trata de un reconocimiento de la ciudadanía a una personalidad que no solo se valora en Alemania sino en toda la Unión Europea, ya que es la única de los 20 jefes de Estado del bloque que logra ser reelecta desde el inicio del colapso económico regional.
Esto no quiere decir que Alemania sea una isla en la comunidad de países. Por el contrario, le esperan a la reelecta jefa de Gobierno desafíos importantes para resolverlos en un nuevo mandato, que incluyen reformas estructurales fundamentales como el cambio de matriz energética, para abandonar por completo la generación nuclear y pasar a la renovable. Se suman problemas de fondo, como el demográfico y la baja productividad del sector servicios, más la rigidez del mercado laboral.
Se deben agregar los temas de la eurozona, que se respalda en Alemania para resolver sus cuestiones apremiantes, gracias a los éxitos obtenidos por Merkel en la fuerte recuperación de la economía alemana, calificada de victoria personal por sus pares.
Precisamente los líderes comunitarios son los que más aplauden en Bruselas este triunfo contundente, porque si bien no esperan grandes cambios, desean que esta mujer de 59 años, con gran sentido común, energía, pragmatismo y claras convicciones europeas, afronte ahora cuestiones conflictivas como la concesión o no a Grecia -uno de los países más afectados por la crisis-, un tercer préstamo, centro de discusión en el seno de la UE.
El Consejo Europeo, ante todo, espera que la influyente Merkel, y Alemania en definitiva, sean el motor del crecimiento económico que impulse a la UE para que sea mucho más consolidada y también solidaria.
