
Esta es una mala noticia para el futuro de las relaciones inter-americanas: el flujo de estudiantes latinoamericanos a las universidades de Estados Unidos está cayendo. Y está disminuyendo a un ritmo más rápido que el de los estudiantes de muchas otras partes del mundo.
Comparativamente, el número de estudiantes extranjeros de China e India, que son los países con mayor número de estudiantes en EEUU, creció ligeramente en un 1,3% y un 0,5% este año, respectivamente.
La caída de nuevos estudiantes extranjeros desde que asumió el presidente Donald Trump hace dos años es una mala noticia para Estados Unidos desde el punto de vista económico, político y académico.
Económicamente, los 1,1 millones de estudiantes extranjeros de todo el mundo contribuyen con U$S 42.000 millones al año a la economía estadounidense. Pero el daño político a largo plazo podría ser aún mayor. Los estudiantes extranjeros a menudo regresan a sus países y se convierten en líderes políticos, empresariales o académicos. Además, ayudan a que muchos de sus compañeros estadounidenses aprendan a conocer más el mundo.
¿Es casual que el número total de nuevos estudiantes extranjeros haya disminuido desde que Trump asumió el cargo? ¿Y que una de las mayores caídas regionales fue la de América latina? Probablemente no.
Las palabras de un presidente pesan. Si un joven mexicano escucha al Presidente de EEUU denigrar constantemente a los inmigrantes mexicanos, pintando a la mayoría de ellos como criminales y violadores, es probable que prefiera estudiar en otro lado que no sea Estados Unidos.
Lo mismo con un joven salvadoreño que escucha al presidente Trump calificar a su país como un "país de m…". Los ataques de Trump contra los inmigrantes, las imágenes de familias separadas en la frontera y de niños enjaulados, hacen que muchos latinoamericanos no se sientan bienvenidos en Estados Unidos.
Después de la elección de Trump, hubo un aumento en las búsquedas de internet de las universidades canadienses, que puede haber provenido de estudiantes extranjeros. Y un número creciente de universidades europeas están impartiendo cursos en inglés, para atraer a estudiantes extranjeros que quizás no quieran ir a Estados Unidos.
Para poner las cosas en contexto, las universidades de Estados Unidos siguen siendo clasificadas como las mejores del mundo, y el país sigue siendo el mayor destino para los estudiantes extranjeros.
Sin embargo, Trump ha complicado las cosas al crear una falsa crisis migratoria -de hecho, la cantidad de inmigrantes ilegales está muy por debajo de lo que era hace 10 años- y ahuyentando a muchos estudiantes y turistas. Su discurso xenófobo no es sólo poco ético, sino francamente estúpido, y malo para la economía estadounidense.
