Mientras las autoridades nacionales y los especialistas en hidrocarburos ponderan el potencial energético que tiene la Argentina, a partir de la explotación de la formación geológica Vaca Muerta, con cuantiosa reserva hidrocarburífera no convencional, el déficit de energía sigue creciendo lo que obliga a disponer de mayores divisas para importar cuantiosos volúmenes de combustibles y lubricantes.

El gigantesco yacimiento neuquino tiene un potencial tan grande que, según los técnicos, con sólo disponer del 10% de sus recursos, se habrá logrado el autoabastecimiento energético perdido en esta década y con la posibilidad de exportar los excedentes. A Vaca Muerta le asignan recursos por 300 trillones de pies cúbicos de hidrocarburos, una cifra de tanta trascendencia a nivel internacional, como lo fue en su momento el yacimiento de Loma de la Lata, a partir del cual se gasificó la Argentina, se exportó a Chile para sustentar las necesidades energéticas del país vecino y hoy sigue en producción, aunque lejos del potencial de los 10 trillones de pies cúbicos que tenía.

Mientras YPF y sus compañías asociadas apuran el desarrollo de Vaca Muerta, la incesante declinación de la producción local de petróleo y de gas está golpeando fuertemente las cuentas públicas. Es así que mientras en el año en curso los dólares que necesitará el Gobierno para afrontar los costos de importación de los elevados volúmenes petróleo, gas y lubricantes llegará a los 13.000 millones, las proyecciones para 2014 estiman un aumento entre 20% y 30%, lo que implicará un gasto mínimo al Estado de 16.000 millones de dólares.

Sin contar los picos de consumo, propio de las alteraciones climáticas, normalmente la demanda energética del país arroja una suba interanual del 30%, lo que está obligando a compras aceleradas y récord en el exterior de entre U$S 1000 y U$S 1500 millones mensuales. En el caso del gas natural licuado (GNL), este año 81 barcos transportarán el fluido que necesita el país y se pronostican 100 los embarques para 2014.

El rojo existente, entre la oferta interna de combustibles, que sigue en descenso y la mayor demanda por aumento del consumo, es un escenario crítico por el enorme drenaje de divisas que representa y llevará un tiempo prolongado revertir la situación, si las expectativas por Vaca Muerta dan sus frutos.