Ante los debates sobre los próximos programas de desarrollo, que tendrán lugar la semana próxima en la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) adelantó datos del "Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo” que confirman que la educación posee la incomparable capacidad de reducir la pobreza extrema y potenciar múltiples objetivos de desarrollo.
El documento insta a los gobiernos rezagados en políticas educativas a poner en marcha la capacidad transformadora de la enseñanza a fin de ampliar los nuevos objetivos de desarrollo, de manera de garantizar la igualdad de acceso a la instrucción primaria obligatoria y, sobre esa base, ofrecer una enseñanza secundaria de calidad.
La Unesco sostiene que si todos los niños tuvieran el mismo acceso a la enseñanza, el ingreso per cápita aumentaría un 23% en los próximos 40 años, y se fomentaría la tolerancia, las posibilidades de obtener empleo, el crecimiento económico y una mejora en la situación medioambiental. La educación permitiría preservar la vida de las madres, prevenir ciertas enfermedades infantiles que requieren una mínima instrucción materna, e incluso salvar la vida de niños, al combatir la desnutrición y el hambre.
El análisis remarca que la educación dota de autonomía a las mujeres, y que las niñas y jóvenes instruidas pueden conocer mejor sus derechos y tener la confianza en sí mismas necesaria para exigirlos. Concretamente señala a las zonas más postergadas en educación, el África subsahariana y Asia meridional y occidental, donde casi tres millones de niñas se casan antes de los 15 años, pero si hubiesen podido completar la primaria habría casi medio millón menos de matrimonios precoces y dos millones si completasen la secundaria. En esas regiones, 3,4 millones de chicas tienen su primer hijo antes de los 17 años, pero si hubiesen completado el nivel secundario, habría dos millones menos de esos nacimientos, dice el estudio.
El cónclave de Nueva York, presidido por Argentina en esta oportunidad, pondrá énfasis en la educación como motor de transformación social. Claro que los beneficios que se pueden obtener con los programas educativos no tienen un rédito político inmediato, como buscan los gobiernos del mundo emergente, y por eso quedan relegados. La escolaridad es base del desarrollo, pero sus objetivos invisibles no parecen contar con el apoyo de dirigentes de la inmediatez.
