En el ámbito de los negocios se habla cada vez con mayor énfasis de la ‘uberización’ financiera que pone en jaque a la banca, la que deberá recrearse tecnológicamente para sobrevivir, precisamente porque el sistema se encuentra acosado por alternativas digitales que hacen peligrar al mercado tradicional. La competencia ya no es entre bancos sino viene desde afuera impulsada por la era digital.

Internet ha revolucionado la vida diaria y así como Uber Technologies Inc. la empresa internacional que ideó una red de transporte privado, a través de su software de aplicación móvil (app), para conectar pasajeros con los conductores de vehículos de su servicio, brindando rapidez, eficiencia y menor costo del mercado, también hay una tendencia a manejar dinero y negocios globales al margen de la banca establecida. Las transacciones online se popularizan como método facilitador de pagos virtual y real.

Si el efecto uber hizo poner el grito en el cielo de los taxistas, es de imaginar el impacto de la revolución digital en el negocio bancario si ingresan terceros que brinden soluciones para los pagos de productos y servicios por medio de plataformas de e-comerce, redes sociales y aplicaciones móviles. Ya está en uso el dinero electrónico y se lo emplea desde un celular de última generación sin hacer colas en los cajeros o en el tedioso trámite de ventanilla.

La irrupción digital en el negocio bancario con alternativas insospechadas, no será el fin de las entidades crediticias pero las obligará a remodelar la estructura actual aplicando tecnologías para bajar costos y mejorar servicios frente a una competencia más amplia y competitiva como viene ocurriendo en toda la industria, el comercio y los servicios. Es más,sin la complejidad burocrática actual, los bancos con propuestas digitalizadas podrían llevar sus ofertas de productores financieros a hogares de menores ingresos.

La actual bancarización de planes sociales, jubilaciones y pensiones o servicios de obra social es una muestra de esta adaptación potencial. Pero también existen casos concretos, como el lanzamiento de una plataforma digital 5.0, que permite que los particulares se presten dinero entre sí simplemente desde su smartphone. En cuatro años, la empresa prestataria ya logró concretar préstamos por unos 125 millones pesos en microcréditos.