
A pocos días de celebrar en la liturgia católica la solemnidad de la Inmaculada Concepción -celebración religiosa que recuerda cada 8 de diciembre que, por la gracia de Dios, la Virgen María fue preservada del pecado desde el momento de su concepción, es decir, desde el instante en que María comenzó la vida humana-, me vino a la memoria un titular curioso, y a la vez sorprendente, en un medio de comunicación -no religioso- extranjero, la revista estadounidense "National Geographic", que en su portada llevaba una imagen de la Virgen María, con el asombroso título en inglés: "The Most Powerful Woman in the World", la mujer más poderosa del mundo (diciembre de 2015). La revista destacaba la importancia en todo el orbe de la devoción a la Madre de Jesucristo.
En el titular de la famosa revista me inspiró, para intentar agasajar -aunque sea, con breves palabras-, a la mujer más importante de la Sagrada Escritura, y no sólo de la historia del cristianismo, sino también del mundo.
Es que si bien, en todas las épocas de la historia humana, la maternidad ha sido y es un gran bien -no sólo para la mujer unida en matrimonio con un varón, amante y defensora de la vida humana, sino también para las madres solteras, y las mujeres violadas (a veces niñas) que defienden la vida de sus hijos, en síntesis, para la sociedad en todas las épocas-, la devoción y admiración por María se funda en el hecho sobrenatural de haber sido destinada a asumir la maternidad divina, por obra de Dios, para quien no hay nada imposible (cfr. Lc 1,37).
Hace poco, el papa Francisco afirmaba que "María pertenece al grupo de los humildes de corazón a quienes los historiadores oficiales no incluyen en sus libros, pero con quienes Dios ha preparado la venida de su Hijo" (Catequesis, 18/11/20). Se puede decir que la Virgen es poderosa por el hecho de ser madre, y como mujer, esposa y madre, sabe intervenir con eficacia en los complejos asuntos de familia.
Los libros inspirados por Dios, por ejemplo, los Santos Evangelios, muestran a la joven humilde de Nazaret, resuelta para hacer la voluntad de Altísimo, y para ayudar a sus parientes y amigos, como es el caso de la visita a su prima Isabel (cfr. Lc 1, 39-45) o su providencial presencia en las bodas de Caná de Galilea (cfr. Jn 2,1-11). "María está ahí, con los discípulos, en medio de los hombres y las mujeres que su Hijo ha llamado a formar su Comunidad" (Francisco, Catequesis 18 de noviembre de 2020).
La Inmaculada Madre de Dios continúa muy presente en medio del pueblo sanjuanino creyente, que se dispone a honrarla con veneración, porque el pueblo de Dios sabe y confía en la Madre, que escucha a sus hijos y los protege, ante todo, en los momentos difíciles de la vida, como los que atraviesa hoy la humanidad, por varios motivos. Sabemos, por experiencia, que María es poderosa, es la "omnipotencia suplicante" (San Alfonso María de Ligorio), y desde el Pueblo Viejo de Concepción, cada 8 de diciembre le imploramos: "Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra", ¡ruega por nosotros!
Pbro. Daniel Ríos
Cura párroco
Parroquia Inmaculada Concepción
