El presidente de Venezuela aseguró el martes de la semana pasada que pondrá en marcha el denominado "Noticiero de la Verdad”, una producción de noticias del gobierno, que será de transmisión obligatoria para todas las televisoras y radios del país por supuesto, incluidas especialmente las de propiedad privada y que deberá difundirse en los horarios de mayor audiencia y sintonía.
La excusa de Nicolás Maduro es que el gobierno chavista no recibe buena cobertura de sus acciones, habiéndose justificado en que dispuso la media porque existe en el país un "apagón informativo” que afecta a su gestión. En realidad se trata de una argucia retórica y acostumbrada del populismo, con la que el Gobierno de Venezuela justifica los atropellos a la libertad del público para informarse por los medios de su elección y de la libertad de expresión de la prensa independiente.
Es mentira que haya un apagón informativo, todo lo contrario, lo que abunda en Venezuela es la información oficial y la propaganda del régimen. El gobierno bolivariano ha consolidado una amplia red de medios gubernamentales, que mal insiste en llamar públicos.
Esa inmensa red de medios está compuesta por los nuevos aparatos de prensa adicta y agencias de noticias que ha creado el oficialismo, por los privados que ha comprado a través de terceros luego de asfixiarlos económicamente; y por un espacio que ha generado gracias a su táctica de cerrar medios y de amenazar a otros con hacerlo, incentivando un clima general de autocensura para detener la crítica y las denuncias contra el gobierno.
Esa mentira sobre el supuesto apagón informativo tampoco coincide con la realidad, tal como lo que reportó este mes la organización Monitoreo Ciudadano de Caracas, que hace un seguimiento estadístico. El informe indicó que entre abril y septiembre, sus primeros meses de gobierno, Maduro habló por 93 horas en cadena nacional obligatoria, es decir 39 minutos por día. Aún peor fue su prédica propagandística por la Radio del Estado Venezolana de Televisión, habiendo hablado por 160 horas entre el 3 de junio y el 7 de septiembre, a un promedio de una hora y 40 minutos por día.
En esta "nueva modalidad de comunicación”, Nicolás Maduro llama "información de la verdad” a la propaganda gubernamental. Una reinvención de aquella metodología que busca convencer y persuadir a favor de una ideología. Pero lo que convierte a esta estrategia en un riesgo para la libertad de expresión de los venezolanos, no es tanto la propaganda en sí misma, sino que sea de carácter obligatoria.
"Un informe estadístico indicó que entre abril y septiembre, sus primeros meses de gobierno, Nicolás Maduro habló por 93 horas en cadena nacional obligatoria, es decir 39 minutos por día.”
