No existe posibilidad de hacer política si no hay cierto grado de convivencia, algún apego a esas reglas no escritas que todos aprenden con el paso del tiempo y respetan. Los cimientos de esa convivencia, podría decirse, son los mencionados códigos políticos, esas palabras sin autor pero de peso suficiente como para definir la vida o la muerte política de cualquiera. Quizás pasó desapercibido entre tantas noticias de esta semana, pero el gobernador Sergio Uñac ascendió al menos a cinco soldados que demostraron fidelidad del más alto nivel y apego a los códigos de la política: Sergio Mordacci, Carlos Munisaga, Pablo García Nieto, Juan Carlos Abarca y Marcelo Lima. También hubo algún que otro castigo, obviamente, y una desagradable ¿sorpresa?

 

Pablo García Nieto. Diputado provincial

 

Pero, vamos por partes. Mordacci fue designado jefe de Gabinete de Emilio Baistrocchi en la Ciudad de San Juan. Mordacci, además de ostentar laureles académicos para todos los gustos, resultó clave para la elaboración de programas de política pública que son estrellas del vademécum uñaquista. Proscripto por el giojismo, Mordacci trabajó al servicio y bajo la protección de Uñac y hoy, se puede decir, vuelve a tener un lugar de exposición importante, nada más y nada menos que al lado de uno de los hombres de confianza del gobernador y en un  lugar clave, como el municipio de la Ciudad. El premio es mutuo.

Lo de Munisaga, quien fue designado secretario de Estado de Seguridad, es un galardón a la inteligencia y paciencia del joven dirigente ibarrista. Le pidieron que jugara en Rawson y después que se baje. Lo tentaron algunas voces cruzadas para revelarse, no las escuchó y hoy tiene una oportunidad de oro. La jugada de Uñac es grande, porque Munisaga no viene del riñón del peronismo, incluso su padre es radical, aunque todos sabemos que lo rodean históricos de ese partido político.
 
García Nieto es el ejemplo viviente de soldado político. Lo mandaron a enredarse en una patriada contra los Gioja en Rawson, lo hizo, perdió por apenas 2000 votos en territorio giojista y aun así no sacó jamás los pies del plato. En términos sencillos, ha demostrado total fidelidad al proyecto de Uñac. El gobernador, seguramente, propondrá que se haga cargo de la Defensoría del Pueblo. Un lugar abandonado, de claro tinte popular, donde García Nieto podría reinventarse y obtener cierto rédito político. Aquí el rawsino deberá escuchar más y hablar menos, tarea nada sencilla para el, quien acostumbra ir al frente de la tropa. 
 
Abarca fue tentado algunas veces por la interna para enfrentar a Uñac y sus candidatos, pero no lo hizo. Ahora el gobernador lo puso al frente del bloque del PJ en la Legislatura, lugar que deja uno del riñón de Uñac, como García Nieto. El albardonero alguna vez quiso ser vicegobernador, posiblemente aún lo quiere. Quien dice que haciendo bien las cosas pueda tener alguna chance. El tiempo lo dirá.
El caso de Lima es especial: “Marcelo, fue un gusto trabajar con vos”, dijo el gobernador ante los ministros; frase que su equipo de comunicación, no casualmente, dejó trascender entre los partes diarios que envían a los medios. En plena época de internas duras del peronismo en San Juan, Lima mantuvo la institucionalidad por encima, incluso, de sus relaciones de amistad y familiares. Más de una vez le pidieron que traicione. Las rechazó a todas. Lima deja la Legislatura el 10 de diciembre y habrá que estar atento a su futuro, que por ahora estaría fuera de la política. Por ahora.
 
Hasta aquí los soldados condecorados, los de los códigos. De los otros, hay al menos dos ejemplos: Sandra Barceló, la secretaria de Industria y Comercio hasta el 10 de diciembre, conducirá una secretaría en el municipio de la Ciudad. Por lo poco que se sabe, era eso o nada. Barceló tuvo problemas con su ministro, Andrés Díaz Cano, y también con Marcelo Alós, el anterior, el giojista. Ya se sabía que Uñac iba a confirmar a sus ministros y que relegaría a los funcionarios de segundas y terceras líneas que provocaran internas. Barceló fue la reina de las internas, se puede decir. Veremos ahora cómo hará Baistrocchi para no tener problemas. Esta incorporación fue a último minuto.
Y también hubo ejemplos esta semana de “soldados en conflicto”, podría decirse. Por medios nacionales se conoció que el diputado nacional José Luis Gioja estaba haciendo todo lo posible para que el ministro de Minería de San Juan, Alberto Hensel, no se convierta en secretario de esa misma área, pero del gobierno de Alberto Fernández. No fue un medio fueron varios y lo que publicaron los colegas ya casi se sabía a gritos en San Juan. Incluso ayer trascendieron fotografías de una reunión de la comisión de minería del PJ nacional, que conduce Gioja, a la que no invitaron a Hensel. Parece que la movida se hizo para postular a Felipe Saavedra, exministro de minería de Gioja, a la misma secretaría de minería que pretende Hensel. Saavedra fue denunciado por acoso sexual, zafó de esa denuncia cuando Gioja controlaba la Corte de Justicia anterior. Y más allá de ese papelón, que debería ser revisado por el kirchnerismo, su gestión como ministro se limitó a mantener una excelente relación con personajes nefastos como Julio Claudeville, por ejemplo. El peor siempre se vincula con los peores.
En ese mitín anti Hensel también estaban la ¿consultora? Andrea Polizzoto; el ministro catamarqueño de Minería, Ricardo Micone, quien sería el candidato de Gioja si es que, como todo mundo cree, Alberto Fernández no aceptaría nunca el “prontuario” de Saavedra.
Según testimonios por lo bajo, alguien preguntó abiertamente por qué no había asistido Hensel y respondieron sin titubeos que no estaba porque era una movida para que el hombre de San Juan no llegara a la mesa chica del albertismo. Había representantes de todas las provincias mineras, pero justo no habían invitado al ministro de una de las principales, como es San Juan.

Hensel se convirtió en poco tiempo en uno de los soldados de mayor confianza de Uñac y el pocitano iba a tener problemas en encontrar a alguien para reemplazarlo, de hecho nunca hubo nombre en danza, pero ahora que la politiquería de Gioja metió la cola, hay que barajar y esperar.

En resumidas cuentas y volviendo a los soldados fieles y a los otros, evidentemente en ésta tropa peronista sanjuanina, no todos tiran para el mismo lado. Algún día Gioja debería responder por qué hace lo que hace. Es evidente que apunta a complicar la relación de Uñac con Fernández, vaya uno a saber por qué.