El apelativo "cabecita negra" es el seudónimo con que se designa o designaba, principalmente en Buenos Aires, a la gente proveniente del interior, en relación a su tipo físico caracterizado por piel morena y cabello oscuro. Según varios glosarios criollos el término tiene correspondencia con un pájaro silvestre pequeño, oriundo de Sudamérica -mencionado por Ricardo Güiraldes en su obra "Don Segundo Sombra"-, cuya cabeza es negra y el cuerpo de color amarillo o verde. Históricamente el mote "cabecita negra" posee varias explicaciones o connotaciones acerca de su origen y significado. Para algunos investigadores tal nombre comprende a la población criolla nativa, cuya ascendencia mezclada o mestiza se originó en los albores del poblamiento de nuestra tierra. Pero también -como expresamos- el apodo incluye a la gente del interior, retirada o periférica a ese gran foco receptivo que fue el puerto de Buenos Aires, al cual convergió el gran caudal inmigratorio europeo.
El tema de la llegada de los provincianos a la capital del país tuvo su apogeo especialmente en la década de 1940, cuando miles de trabajadores rurales y urbanos emigraron principalmente hacia el Gran Buenos Aires en busca de trabajo y porvenir, consecuencia de la implementación del desarrollo industrial o de la denominada "sustitución de las importaciones". Esta especie de inmigración interior, cuando ya el peronismo era gobierno, fue designada peyorativamente por un político opositor como "aluvión zoológico", expresión que si bien fue sancionada, tristemente se la continuó utilizando. Estos trabajadores en su conjunto fueron los hacedores del mítico 17 de octubre, manifestación espontánea que logró la libertad de su coronel y líder. Ellos fueron los que irrumpieron pacíficamente en la histórica Plaza de Mayo, punto este que será testigo en el futuro de los inolvidables discursos de Perón y su esposa. Es así que el término en cuestión posee otra connotación, pues implicó la adhesión incondicional al nuevo movimiento político que se estaba gestando. Los "cabecitas negras", también fueron llamados comúnmente "los descamisados", sin embargo este término tiene otro comienzo. Se lo vincula con el vocablo francés "sans culottes", un estrato social que sufrió injusticias y actúo en la Revolución Francesa. También es oportuno decir que como sinónimo de "cabecita negra" y "descamisado" fue utilizado popularmente otro apelativo llamado "20 y 20". Este nombre, según relató don Antonio Tormo hacía alusión a los obreros que habían llegado a Buenos Aires de las provincias y destinaban de su magro salario 20 centavos para comprar una porción de pizza y otros 20 para escuchar en las fonolas un tema del "cantor de las cosas nuestras".
