En medio de renovadas protestas de sus trabajadores, al cumplirse el pasado viernes tres años de la intervención oficial comandada por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, el Indec difundió las cifras de la inflación de enero. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) trepó 1 % para el organismo, cuando las estimaciones privadas relevaron subas mayores al 2 por ciento. Ni siquiera los aliados del Gobierno creen en estos datos.

Los cuestionamientos de la comunidad académica y de los técnicos rebeldes del Indec hacia la manipulación de las estadísticas públicas recibieron recientemente un importante respaldo internacional. El Instituto Internacional de Estadísticas (ISI, por sus siglas en inglés) expresó su profunda preocupación por la situación del organismo y señaló que la política del gobierno nacional "viola los principios éticos y códigos de conducta, como así también acuerdos y compromisos internacionales". Esos duros conceptos fueron formulados por el presidente del ISI, Jef Teugels, en una carta dirigida al presidente de la Sociedad Argentina de Estadística (SAE), Juan Carlos Abril. En la nota se menciona que el ISI recibió información sobre las acciones del gobierno de la Argentina "al interferir con la compilación del índice de precios al consumidor", y agrega que del estudio de la documentación surge claramente que la interferencia en el IPC directamente viola tres principios adoptados por la Comisión de Estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de 1994. Además, "produce distorsiones en varios datos derivados, lo cual conduce a la desinformación y mina la confianza en las estadísticas públicas de los usuarios nacionales y de las instituciones internacionales". Al respecto, Jean Louis Boudin, experto francés y director del Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Económicos (Insee), el Indec francés, señaló que con datos falsos no se puede llevar adelante una correcta política económica y social, para culminar afirmando que haber manipulado las estadísticas es violar un derecho humano, el derecho a la información.

Lejos de ayudar a crear un clima de optimismo, la manipulación de las cifras del Indec ha servido para crear más incertidumbre y desconfianza, incidiendo negativamente en la realidad cotidiana de los argentinos. Resulta inadmisible que las autoridades de un país falseen las estadísticas para satisfacer sus necesidades o necesidades políticas.