El Informe de Competitividad Global 2013-2014 es el más exhaustivo estudio de la capacidad de competir internacionalmente de cada país mide, entre otras cosas, las instituciones, infraestructura, el clima empresarial, la educación, la preparación tecnológica y la innovación.

Como el año pasado, Suiza encabeza la lista de 148 países, seguida de Singapur, Finlandia, Alemania, Estados Unidos, Suecia, Hong Kong, Holanda, Japón e Inglaterra. El país latinoamericano con el puesto más alto es Chile (34), seguido de Panamá (40), Barbados (47), Costa Rica (54), México (55), Brasil (56), Perú (61), Colombia (69), Ecuador (71), Uruguay (85), Guatemala (86), El Salvador (97), Bolivia (98), Nicaragua (99) y Argentina (104). Al final del ranking, entre los países menos competitivos, están Venezuela (134) y Haití (143).

El informe dice que, tras una década de constante progreso económico gracias al alto precio de las materias primas y a sólidas políticas macroeconómicas, ahora la mayoría de los países de la región sufre "’un estancamiento en su desempeño competitivo”. Traducción: la región se está quedando atrás. "’Se necesita una acción urgente”, incluyendo mejorar el funcionamiento de las instituciones y la calidad de la educación, la tecnología y la innovación”, dice el informe.

Mientras Brasil y México conservan los mismos puestos del año pasado, Argentina, Uruguay y Venezuela sufrieron las mayores caídas. Argentina, cuya presidenta se jactó de que la economía de su país funciona mejor que la de Australia y de Canadá, cayó diez lugares con respecto al año pasado. Canadá ocupa el puesto 14 en el ranking mundial, unos 90 puestos por delante de Argentina, y Australia, puesto 21, o sea 83 lugares por delante. Hasta países como Argelia y Líbano son más competitivos que Argentina. Venezuela, a su vez, cayó ocho puestos con respecto a 2012, siguiendo su caída en picada y ahora está al nivel de Uganda, Zimbabue, Mozambique, Haití y Chad.

Según Xavier Sala-i-Martín, de la Universidad de Columbia y uno de los autores del Informe "’hay muchas asignaturas pendientes, incluyendo la infraestructura y las instituciones, pero la clave es mejorar la educación. La mayor diferencia entre Latinoamérica y países asiáticos exitosos como Singapur, Corea del Sur y China es el increíble énfasis que estos países asiáticos han puesto en mejorar sus estándares educativos”, dijo.

Mi opinión: Los líderes de Argentina, Venezuela y otros países falso-progresistas probablemente desestimen este ranking de competitividad y sigan aduciendo que sus países son un oasis de bienestar en medio de una crisis global. Pero la realidad económica ha cambiado, y hace que sus discursos suenen cada vez más disparatados. Durante los últimos diez años, gracias a los altos precios internacionales de las materias primas, estos líderes podían repartir dinero a cambio de votos, desperdiciando la oportunidad de invertir en educación, infraestructura y otros pilares del crecimiento a largo plazo. Ahora las materias primas dejaron de subir y les es cada vez más difícil mantener la ficción de que andan bien. Quienes han aprovechado los buenos tiempos para invertir en crecimiento -Chile, Perú y hasta cierto punto Brasil- estarán mucho mejor que sus vecinos populistas.