Una semana y monedas después de la elección y derrota electoral del 2 de julio, el gobernador Sergio Uñac dijo en radio Sarmiento que era hora de hablar de la renovación del peronismo sanjuanino. Casualmente o no, días después de esa afirmación se conoció que el intendente electo de Rawson, Carlos Munisaga, dejará el partido Convicción Federal que lo vio nacer en política para trasladar toda esa estructura al justicialismo, con ficha de afiliación firmada y confites. Munisaga y Uñac tuvieron gestos mutuos que se cumplieron: el mandatario le pidió al rawsino que se bajara de una candidatura que acarreaba buenos augurios y así se hizo. El premio para ese voto de confianza fue la Secretaría de Seguridad. Ahora ambos transitan en Rawson las mieles de haberle arrebatado a un adversario interno el manejo institucional de ese municipio, lo que no es poco. Uñac ya tiene experiencia en convencer adherentes para convertirlos en socios directos. Cristian Andino, el excandidato a vicegobernador y actual mandamás del municipio de San Martín, pasó por un proceso similar: a fuerza de gestión hizo crecer un partido departamental y luego se anotó en las filas del peronismo, también por insistencia del actual mandatario. El sanmartiniano pudo retener la administración departamental y se posiciona como un aliado incondicional. De hecho, más allá de la derrota del 2 de julio y de haber quedado en "Pampa y la vía" (como suelen decir los porteños para describir a aquellos que se quedaron en la calle), está acompañando a Uñac en la campaña y eso se valora en la actual cúpula del PJ. Incluso Andino estuvo cerca de convertirse en candidato a gobernador, pero una cofradía terminó imponiéndose en la decisión final y, como todos saben, el resto es cuento muy trillado. Andino y Munisaga comparten más o menos el mismo perfil, aunque el último todavía lo tiene que reafirmar en la gestión municipal, lo que no es poco. Andino es contador y Munisaga es abogado. Ambos son jóvenes, el primero tiene 50 años y el del Sur, 43. Los dos tienen a Uñac como referente y, podría decirse a estas alturas, padrino político.

A ellos se suma el inagotable Fabián Aballay quien, paradojas de la política, hoy podría estar celebrando o maldiciendo por una victoria o una derrota, pero con el sillón de Sarmiento como meta. ¿Por qué? Aballay se convirtió en el mejor candidato a intendente de Pocito luego de que Armando Sánchez desistiera de competir y que los números de su gestión cayeran de tal manera que golpeaban hasta las principales figuras del Ejecutivo provincial. Aballay tuvo que ir como bombero a contener a la tropa del PJ en un terreno que tiene alto valor simbólico para el uñaquismo, por ser la cuna de ese sector. Si Sánchez competía y más o menos le daban los números, Aballay no salía al rescate del terruño de Uñac y, quizás, tenía chances de encabezar la lista de urgencia que armó el gobernador luego de la intervención de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Es decir, Aballay le debe a Sánchez no haber competido por la gobernación. El actual Ministro de Desarrollo Humano y jefe comunal electo de Pocito es otro que Uñac viene impulsando desde hace tiempo. Tuvo dos gestiones positivas en Pocito y también un par de participaciones con el mismo resultado en el Ejecutivo. Cierra hacia adentro.

Carlos Munisaga, Intendente electo de Rawson

Después no sobran figuras, al menos desde el sector de Uñac. Pintaba Emilio Baistrocchi, pero la aplastante derrota en la Capital dos veces seguidas, lo deja temporalmente fuera de posibilidades. Las mujeres del peronismo ven con cándido cariño a Romina Rosas, la reelecta intendenta de Caucete. Las damas de la calle 25 de Mayo casi Alem insisten en que la caucetera sea tenida en cuenta para los altos comandos del PJ, por ejemplo. En la cúpula actual del partido no lo descartan, pero también quieren dejarle tiempo y espacio para que haga sus movimientos. Rosas ya tiene el OK electoral de su departamento, pero ahora hay que saber si la caucetera quiere realmente cruzar el río, como solía decir el histórico Emilio Mendoza antes de anunciar que quería ser vicegobernador o diputado nacional. Depende de ella y del nivel de apoyo de un partido que no suele regalarle espacio a nadie, y mucho menos a las mujeres.

Al menos en lo preliminar y con los lamentos de la derrota de principios de mes aún sonando, se nota desde lejos que Uñac se apoya en esos tres nombres (Munisaga, Andino y Aballay) para la llamada renovación peronista. No es mala cosecha, teniendo en cuenta que desde 2003 a 2015 el peronismo casi no parió dirigentes nuevos.

Fuera del uñaquismo asoma con fuerza el intendente de Chimbas, Fabián Gramajo, quien está a punto de poner en funcionamiento "San Juan te quiero", una línea interna del PJ cuyo nombre sale de la ampliación del eslogan que tanto éxito le dio en su Chimbas natal. Gramajo arrancó sus planes de independencia haciendo valer los votos que obtuvo en Chimbas gracias a su gestión y mucho apoyo del gobierno provincial. Como quiera que sea, logró capitalizar apoyo popular y eso lo dejó en condiciones de pedir un poco más que el resto de los intendentes. Pasada la elección provincial y la inscripción de candidatos a la nacional, toda la política sanjuanina sabe que el chimbero juega y jugará para él mismo. Esa imagen es buena en esta etapa de escasas victorias, pero un tanto compleja si se extiende en el tiempo. Es difícil adivinar dónde estará mañana. La desconfianza es complicada en política y tanta individualidad del chimbero le puede resultar contraproducente. La foto con Gioja el domingo y la recorrida con Uñac el martes marcan mucho. Quizás le conviene ahora cuidar el territorio y dejar pasar el tiempo al menos hasta el 14 de agosto, cuando el escenario esté un poco más calmo. También hubo foto con Fabián Martín. Seguro habrá con Marcelo Orrego luego. Parece hora de guardarse.

¿Alguno de los nombrados podrá conducir el PJ? Es muy prematuro decirlo, obviamente. Para cualquier evaluación es necesario esperar el resultado de las PASO del 13 de agosto que, se nota, será para alquilar balcones.