La posibilidad que tenemos actualmente de decidir sobre nuestra alimentación, algo que en la antigüedad no era tan común, genera un caos alimentario que puede derivar en trastornos con la salud, debido a que la alimentación no es todo lo correcta que debería ser, según revelan estudios realizados en el campo de la nutrición.
En las primeras etapas de la vida -niñez y adolescencia- la obesidad, por ejemplo, puede comenzar a generar problemas de salud que se pondrán de manifiesto en la etapa adulta. Y la obesidad no sólo quiere decir comer en exceso, sino comer mal, sin tener en cuenta la necesidad de acceder a una alimentación balanceada, clave de la buena nutrición.
Algunos científicos han definido a la nutrición como el resultado o resultante de un conjunto de funciones armónicas y solidarias entre sí, que tienen como finalidad la composición e integridad normal de la materia y conservar la vida.
Pero una definición más simple y concreta señala que nutrición es el proceso que incluye el conjunto de funciones cuya finalidad primaria es proveer al organismo de energía y nutrientes necesarios para mantener la vida, promover el crecimiento y reemplazar las pérdidas.
Se ha establecido que más allá de la importancia que la alimentación tiene en los niños, al ser la base del futuro desarrollo de una persona, es en la etapa de la adolescencia donde la nutrición alcanza una importancia fundamental, debido a que es en esta etapa de la vida en que el ser humano experimenta una serie de transformaciones que deberían ir acompañadas por una correcta alimentación.
Los jóvenes no deberían limitarse a una dieta monótona basada en la denominada "comida chatarra” (papas fritas, hamburguesas, pizza, panchitos, etc.), sino conocer la variedad de alimentos existentes para poder llevar una alimentación equilibrada sin déficit de nutrientes.
Los nuevos hábitos de los adolescentes que los llevan al sedentarismo y a consumir alimentos ricos en grasas, hace necesario que en esta etapa se ponga especial cuidado. Es un hecho que los jóvenes cada día son más inactivos, encuentran el ocio en las computadoras, en los teléfonos celulares, y se le da muy poca importancia a la actividad física.
Hay que tener en cuenta que las comidas irregulares, los refrigerios entre los que figuran las bebidas gaseosas, el consumir alimentos fuera de casa y seguir padrones alimentarios alternativos caracterizan los hábitos alimentarios de los adolescentes.
Se aconseja que se debería tener en cuenta un poco más la selección de los alimentos, recordando que está demostrado que los adolescentes crean asociaciones principalmente negativas con los alimentos sanos, pero positivas con los alimentos "chatarra”.
En términos generales no existen alimentos buenos y malos, pero si hay alimentos que se deben consumir en más cantidad o más a menudo, como son las frutas, verduras, legumbres y pescado, que por lo general no se incluyen en la dieta de los jóvenes.
