Por lo bajo, y hasta hace poco, muchos hombres y mujeres del peronismo provinciano criticaban las formas del kirchnerismo para hacer política. Las imposiciones, la falta de discusión política, las puestas en escena sobre una discusión ideológica que nunca termina, el falso relato de la realidad, todo era centro de diferencias entre los exponentes de los distritos más chicos y los porteños. Micrófono en mano, el discurso cambiaba, obvio. Solían apelar a lo económico para zafar de quedar expuestos con las diferencias "al modelo". Apelaban a lo "bien que les ha ido a los sanjuaninos", para despegarse de las críticas locales a las formas nacionales. Todo eso era antes, parece. La violenta irrupción de Jorge Capitanich en la Jefatura de Gabinete les ha cambiado esa visión y el discurso. De repente el kirchnerismo es más amable, sincero, querible y defendible. Es que Capitanich salió de las filas de los gobernadores provincianos y exitosos, esos que se juntaron en San Juan a poco de las elecciones del 27 de octubre para saludar a la familia de José Luis Gioja. Se reunieron siete, todos a la misma hora y en el mismo lugar. En ese mitín estuvieron, entre otros, Capitanich y el entrerriano Sergio Urribarri, dos de los más reconocidos a ojos de la Casa Rosada. De hecho, uno de ellos terminó sentado a la derecha de Cristina, como ya se conoce. Y el otro, dicen, tiene chances de ser ungido candidato oficialista para las generales de 2015. Es probable que San Juan se haya convertido en el lugar donde tomó forma la idea de los mandatarios de avanzar casilleros frente a un kirchnerismo golpeado. Y, si eso es probable, por qué no lo sería la afirmación del riojano Luis Beder Herrera ese mismo día: "Gioja es nuestro guía, es quien nos une". ¿Hubiera tenido Gioja oportunidad de ser Jefe de Gabinete si no se accidentaba? Nadie lo puede contestar con certeza, pero tampoco nadie lo puede negar, y eso ya es una posibilidad.
Más Pro
"Capitanich es uno de los nuestros", dicen ahora inflando el pecho los peronistas de las provincias, incluida ésta. Más allá de la evidente obediencia debida en la política argentina, lo de Capitanich parece una pequeña muestra, al menos en las apariencias, de que hay una intención de modificar las formas. "Ahora están un poco más Pro", dijo en broma Mauricio Macri días atrás. ¿Tendrá razón? Sólo por nombrar algunos síntomas: el Jefe de Gabinete habla para todos los medios y recibe a todos los sectores, a Juan Manuel Abal Medina nadie llegó a conocerlo; el Gobierno indemnizará a la española Repsol luego de haber expropiado -confiscado- parte de sus bienes, cuando repetidamente habían dicho que no merecían ni un centavo; el Gobierno modificó -a pedido de la Iglesia, dicen- algunos puntos en su muy defendido proyecto de reforma al Código Civil; echaron al resistido Guillermo Moreno de la Secretaría de Comercio Interior, algo que le venían pidiendo a gritos los empresarios a Cristina, pero que siempre negaba, sólo por no ceder. Y el último dato: si bien no hay devaluación, ayer las agencias de noticias dijeron que el dólar oficial subió 2,1% y ya registra un acumulado del 24,5%. No es lo que piden los empresarios, pero algo es algo. En San Juan, por ejemplo, los que todavía tengan qué exportar luego de las heladas tardías, van a ver un dinerillo extra con esos últimos registros del billete verde oficial. ¿Será un cambio escondido?
En el porqué de estos virajes, hay millones de lecturas, y a 1.200 kilómetros de distancia seguro los análisis serían errados, o precisos sólo por suerte. Que Cristina quiere terminar tranquila su mandato, que están probando a Capitanich para las generales de 2015, que exponen al chaqueño porque en realidad al que quieren impulsar es al entrerriano Urribarri, que Cristina ya no quiere ser el centro de la escena por prescripción médica, y muchos otros análisis más, son los que componen el universo de conjeturas que disparan los movimientos oficiales. O tal vez sean todos juntos, nadie lo sabe. Por una u otra cosa, ojalá que atinen en el diagnóstico, porque hasta ahora le vienen errando.
San Juan
La provincia pudo haberse convertido en la plataforma para esta especie de "relanzamiento peronista". Los gobernadores eligieron San Juan y a Gioja como el lugar y el motivo para dar señales a Cristina, que por esos días ya estaba en franca recuperación de su operación y, dicen, ya le informaban de lo que pasaba en el país. A Gioja lo aprecian, eso se nota. La mayoría de los mandatarios que recalaron en la provincia en esos días ya había pisado el aeropuerto Domingo Faustino Sarmiento para interiorizarse de la salud del gobernador sanjuanino. Sobre las chances o no de Gioja de haberse metido en el lote de premiados K, hasta que el mandatario se recupere sólo habrá especulaciones políticas y periodísticas. Que tiene buena relación con el Gobierno Nacional, está descartado; que tiene buena relación con todas las ramas del PJ, también es cierto; que Cristina necesita de un conciliador, es obvio. Es decir, todas las características que debería tener un dirigente para cubrir el cargo, Gioja los tiene. Habrá que ver qué lugar se van haciendo Capitanich y Urribarri en la política nacional. El chaqueño puso primera con todo, pero hay que dejarlo andar. El entrerriano tendrá su oportunidad, según cuentan los diarios porteños. Se verá. Mientras Gioja siga en Terapia Intensiva todo pasará lejos. No hay otro dirigente sanjuanino con los contactos y la experiencia del mandatario, y eso es un problema. Tendrán que estar muy atentos en San Juan para esos movimientos. Porque hasta este momento sólo se habló de institucionalidad, la que se está respetando, pero nadie habla de política, y en Buenos Aires las cosas están pasando muy rápido, fundamentalmente en la política.

