"Hace muchos años (¡como que yo tenia siete!) que, al oscurecer de un día de invierno, y después de rezar las tres Avemarías al toque de oraciones, me dijo mi padre con voz solemne: Pedro, esta noche no te acostarás a la misma hora que las gallinas. Ya eres grande y debes cenar con tus padres y con tus hermanos mayores. Esta noche es Nochebuena.

Nunca olvidaré el regocijo con que escuché tales palabras. ¡Yo me acostaría tarde!

Dirigí una mirada de desprecio a mis hermanos que eran mas pequeños que yo, y me puse a discurrir el modo de contar en la escuela, después del día de Reyes, aquella primera aventura, aquella primera calaverada, aquella primera disipación de mi vida”.

Así comienza "’La Nochebuena del poeta” de Pedro Antonio de Alarcón, que se incluye en una inolvidable recopilación de hace casi siete décadas editada en nuestro país. Quizá la narración más conocida en el mundo sobre esta fecha es "’Cuento de Navidad” de Charles Dickens. Pero la historia registra incontables relatos, leyendas y ensayos en torno a esta noche mágica que nos conmueve cada año por igual. Todos estos cuentos recuerdan a niños y adultos valores como la bondad, la generosidad, la necesidad de portarse bien, y otras lecciones para las relaciones con los demás que deben cumplirse en el año que comienza.

Al escritor De Alarcón se suman celebridades como Chéjov, Gustavo Adolfo Becquer, Hans Christian Andersen, Fedor Dostoievsky, Guy de Maupassant, Mariano José Larra , Edgar Allan Poe, Alphonse Daudet, Matilde Serao, José María de Pereda, Hermann Sudermann, Thomas Nelson Page, Francois Coppée, y notables cuentistas argentinos como Abelardo Castillo, Pablo De Santis, Leopoldo Brizuela, entre otros, que nos trasladan al rescate de una antigua tradición de leer en familia, pero también de ver la Nochebuena y Navidad desde los ojos de sensibles creadores que un día siguieron la luz de Belén desde el ingenio, la agudeza y la fantasía. Y con cada cuento, recitados como estos:

"’Esta noche es Nochebuena/ Y no es noche de dormir/ Que está la Virgen de parto/ Y a las doce ha de parir”.

"’Esta noche es Nochebuena/ Y mañana, Navidad/ Saca la bota, María/ Que me voy a emborrachar”.

"’En Belén está la Virgen/ Que en un pesebre parió/ Parió un niño como un oro/ Relumbrante como un sol…”

"’A los de esta casa/ Dios les de victorias/ En la tierra, gracia/ Y en el cielo, gloria”

Dos grandes selecciones: Pedro Ortiz Barili, en Argentina, y Ana Botella, en España, con varias décadas de diferencia, seleccionaron y publicaron en sendas obras los mejores cuentos de Navidad en el mundo. Barili con "’Cuentos y Estampas de Navidad” (Editorial Corinto, Buenos Aires, 1945), y Botella, con "’Los mejores cuentos de Navidad” (Editorial Planeta, Madrid, 2010). Actual alcaldesa de Madrid y esposa del ex presidente español José María Aznar, Botella aún muestra éxitos de ventas con su libro para estas fechas, a tres años de su aparición. En cambio la obra de Barili, es de difícil hallazgo y, no se conoce reedición, a casi setenta años de su lanzamiento.

"’Desde "’Cuento de Navidad”, de Dickens, a los más recientes, han pasado en estas antologías verdaderos joyas de la literatura como "’El Abeto”, de Andersen, "’La Navidad en el cielo” de Dostoievsky, "’Delirio de Navidad” de Larra, "’El pesebre”, de Serao, "’Navidad en la montaña”, de Pereda, "’La secretaria de San Nicolás”, de Page, "’Las tres misas” de Daudet, "’La confesión del amigo”, de Sudermann y "’La Nochebuena del poeta”, de Alarcón. Además de "’Cuento de Navidad para incrédulos”, "’Historia de Santa Claus”, "’El angel de los niños”, "’La muerte de Santa Claus…”

Muchas veces leerlos es volver a la infancia o mirar la vida desde el milagro de la Navidad. Y en varias oportunidades hemos podido disfrutar de los mismos textos en adaptaciones de dibujos animados, cine, radio y televisión. Todo un desafío que generación tras generación actualiza para disfrutar siglo tras siglo. Y algunos finales son insólitos, inocentes, pero también dignos de la mejor película de terror ¡Ojalá un día se asegure otro tanto de nosotros! Y ahora, ¡que Dios nos bendiga a todos!, como decía Tiny Tim (Charles Dickens, en "’Cuento de Navidad”).

"’Y abajo, a la mañana siguiente, el conserje encontró en el patio el cadáver del niño, helado, detrás de la pila de leña. También fue encontrada la madre en el sótano. Había muerto antes que él. Pero los dos se habían visto en el cielo, en la casa del Niño Jesús…” (Fedor Dostoievsky en "’La Navidad en el cielo”).

"’La vida de éste había terminado, y también ha terminado nuestro cuento, como todo, en este mundo, llega a terminar” (Hans Christian Andersen en "’El abeto”).

(*) Periodista.