Los controles que implementa la Policía de Tránsito y esporádicamente Gendarmería nacional en la provincia, no parecen responder a un criterio ecuánime, porque se circunscriben a rutas o caminos rurales o semi rurales, dejando de lado las áreas urbanas, mucho más propicias para la circulación de vehículos en franca transgresión.
Estos operativos sólo consiguen controlar el estado de automotores que no presentan grandes riesgos, porque se utilizan en las rutas secundarias, caso de camionetas o utilitarios, que si bien pueden ser objeto de algunas observaciones, son herramientas de trabajo de cientos de productores agropecuarios, en el interior de la provincia. Por otra parte, cada vez que se ponen en práctica estos controles, son causales de demoras y retrasos en un sector que muchas veces depende del horario de llegada a la Feria de Abasto o al Mercado Concentrador para vender su producción, o que necesita arribar puntuales a otros destinos.
Es decir, se debe considerar que el riesgo de que se produzca un accidente por mal estado de los vehículos no sólo se encuentra en el tránsito rural sino también en las zonas urbanizadas, altamente congestionadas. En el centro de nuestra ciudad es considerable la cantidad de rodados que violan las especificaciones de la Ley de Tránsito. Es tan evidente el mal estado de mantenimiento que de ser sorprendidos por la policía de Tránsito deberían dejar de circular inmediatamente pero, ante la ausencia de controles, siguen transitando sin las luces reglamentarias, vidrios polarizados no autorizados, notables deterioros en la carrocería, escapes libres, y sin neumáticos en condiciones y frenos de dudosa eficacia.
Si los efectivos policiales se pararan en una de las esquinas céntricas o de la periferia de la ciudad, en pocos minutos lograría detectar decenas de vehículos que no cumplen con los mínimos requisitos para circular. Algo parecido ocurriría en las cabeceras de los departamentos, donde la mayoría de los vehículos en circulación lo hacen sin haberse sometido nunca a un control policial o de Gendarmería.
No se pretende que se supriman los controles ruteros, pero si que se abarque todas las jurisdicciones, especialmente donde hay más vehículos en situación irregular y a los que no se les da un uso específico como herramienta de trabajo.
