Por el contrario, si gana Donald Trump, será porque Clinton es una política poco carismática y porque, después de ocho años de un demócrata en la Casa Blanca, la mayoría de los estadounidenses votan por un cambio, incluso si las cosas van relativamente bien en el país. Tradicionalmente, en la política estadounidense es muy difícil que un mismo partido gane tres elecciones seguidas. 

Pero, cualquiera que sea el resultado, es probable que el voto hispano aunque muy importante no sea crucial, por lo menos a nivel nacional. Si estas elecciones fueran decididas por el voto popular a nivel nacional, como en Europa o en América latina, los 27,3 millones de hispanos en edad de votar serían un bloque electoral todopoderoso. 

Pero esta elección se decide en el colegio electoral, en base al voto de cada Estado, y la mayoría de los latinos vive en estados que ya son sólidamente demócratas, o sólidamente republicanos. El 52% de los latinos que votan vive en California, Nueva York y Texas, estados sólidamente demócratas en los primeros dos casos, y republicano en el tercero. A nivel nacional, Clinton lidera el voto latino con un 67% contra el 19% de Trump, según una encuesta de Univisión/Washington Post. 

De manera que el voto latino será crucial en sólo tres estados donde hay un empate en las encuestas: Florida, Nevada y Arizona. Si los latinos salen masivamente a votar por Clinton en estos estados, eso podría convertirla en la próxima presidente de Estados Unidos. Por eso, a Trump no le preocupa el voto latino a nivel nacional. Así comenzó su campaña el 16 de junio de 2015 con un discurso en el que dijo que la mayoría de los inmigrantes mexicanos son criminales y violadores. 

Gran parte de su campaña se ha basado en la xenofobia: los mexicanos están invadiendo este país, el libre comercio con México está "matando" los empleos y la economía de EEUU es un "desastre", etc., destinada a captar votantes blancos resentidos. Lo cierto es que la inmigración desde México es menor a la de hace ocho años, los empleos fabriles estadounidenses cayeron por la automatización, y no por México, y la economía está mucho mejor que en 2008. 

Trump también sabe que los latinos votan menos que el resto de la población. Sólo el 49,9% de los latinos habilitados votaron en las elecciones de 2012, casi un 20% menos que los votantes afroamericanos o anglosajones, según el Pew Research Center. El voto anticipado sugiere que los latinos esta vez saldrán a votar en mayor cantidad, pero no está claro si el aumento será mayúsculo. El impacto electoral latino "ha estado limitado durante mucho tiempo por la baja participación de los votantes, y una población concentrada en estados que ya están definidos electoralmente", dice el análisis. 

Mi opinión: Cualquiera puede ganar hoy, y será muy importante si los latinos salen a votar especialmente en Florida, Nevada y Arizona para mostrar su aversión por el candidato que pide deportaciones de millones de hispanos y cuya retórica llena de odio está envalentonando a grupos neonazis en toda la nación. 

Pero al final del día, estas elecciones no serán decididas por los latinos, sino por lo que la mayoría de los votantes considere un pecado peor: si usar el servidor de correos electrónicos equivocado, o construir una campaña basada en el racismo y la xenofobia, negarse a mostrar las declaraciones de impuestos, erosionar la democracia amenazando con no aceptar un resultado electoral adverso, y tener una personalidad voluble y autoritaria. 

"Los votos de los latinos será crucial en sólo tres Estados donde hay un empate en las encuestas: Florida, Nevada y Arizona. Allí se definirá quien será el nuevo presidente".