En un nuevo intento por efectivizar el control del personal de la administración pública provincial que hace uso de las licencias por enfermedad, recientemente fueron renovadas las autoridades de la Junta de Reconocimiento Médico. Sin duda que la tarea de este organismo es una de las más difíciles dentro del área administrativa del gobierno, como se encargó de señalarlo el propio ministro de Salud Pública, Oscar Balverdi, quien también se ha comprometido a tener dentro de 3 a 4 meses un sistema informático para hacer más eficiente el control de las fichas personales.

Pero la gravedad de la situación, motivo de preocupación de las autoridades de salud, no se limita al aspecto administrativo, sino al fenómeno por lo que los agentes de las distintas reparticiones, y en especial los docentes, solicitan y consiguen las certificaciones que hacen posible las licencias. Hay que tener en cuenta que en el caso de la docencia cada vez que falta un maestro su puesto debe ser cubierto por personal suplente, encareciendo el gasto de la educación.

Ante estos casos y hasta tanto se logre implementar algún sistema que sea realmente efectivo, la nueva Junta de Reconocimiento Médico está reduciendo al máximo el número de días de licencia, otorgando en promedio el 50% de lo que los médicos particulares indican. Con esta actitud, que busca ser un obstáculo en el otorgamiento de licencias, desalentando al agente público y reduciendo el número de pedidos de permiso, pueden darse estos casos: que el empleado que no esté gravemente enfermo y desista de hacer el trámite porque le van a autorizar uno de cada dos días indicados por su médico. Que el agente concurra al lugar de trabajo enfermo, rindiendo menos en sus labores o contagiando a sus compañeros, si está afectado por una enfermedad virósica. O que el empleado esté realmente enfermo y para poder demostrarlo deba llegar hasta la sede de la Junta en estado crítico, convirtiendo el trámite en una tortura.

Sin duda que la solución para optimizar el sistema de control no pasa solamente por reducir los días de licencia que realmente correspondan ni por contar con un sistema informático, sino por implementar visitas domiciliarias a los agentes enfermos; un buen sistema de auditoria médica, con atención más personalizada de cada empleado, y depositar confianza en los profesionales médicos. Hay que reducir los índices de ausentismo, detectando las maniobras que pueden darse a la hora de no querer ir a trabajar, pero también evitar que con ese fin paguen "justos por pecadores”.