La historia que nos contaron dice que las noticias de los sucesos acaecidos en Buenos Aires llegaron el 17 de junio de 1810, cuatro días después que a Mendoza. En forma simultánea, el cabildo sanjuanino recibió dos proclamas, una de Buenos Aires y otra de Córdoba. Una, era la circular que, como primera medida de la Junta Provisional se remitía al interior comunicando su asunción, ordenando su acatamiento y envío de un diputado para reunir un congreso general. La otra, era una advertencia del Gobernador Intendente de Córdoba, don Juan Gutiérrez de la Concha, donde se estaba organizando la contra revolución encabezada por el ex virrey Santiago de Liniers. Esto motivó las vacilaciones de las autoridades, hasta que finalmente se convocó a cabildo abierto para el sábado 7 de julio que aprobó la adhesión a la Junta porteña. Es decir, oficialmente ese día se definía la posición de San Juan. Sobre esta base es que la historia oficial ha confirmado que la población se enteraba de la situación política, reproduciendo en el imaginario colectivo la misma escena del clásico cabildo porteño: "El vecindario desde temprano congregado en la plaza, pese a los fríos de julio, franqueó los umbrales de la casa y se desparramó en la sala". Sin lugar a dudas, ninguna revolución se hace en un día, ni en una semana y por eso nos resulta difícil imaginar que el interior permaneciera en total desconocimiento de lo que pasaba.
Es sabido que la carrera de Cuyo mantenía un fluido dinamismo, las carretas cargadas con vinos, aguardientes y frutos secos surcaban regularmente la pampa para comercializar en los centros poblados del derrotero que tenía a Buenos Aires como principal destino. También los sanjuaninos estaban estrechamente vinculados con la otra banda de la Cordillera y por lo tanto, además de mercancías, intercambiaban noticias.
"…ninguna revolución se hace en un día, ni en una semana y por eso resulta difícil imaginar que el interior permaneciera en total desconocimiento de lo que pasaba.”
El orden administrativo había organizado el espacio hispano colonial en virreinatos, gobernaciones y capitanías, con ciertas modificaciones a lo largo de trescientos años de dominación española, pero en su conjunto dependían de la metrópoli. Esto cobra sentido si recapacitamos acerca de las distintas denominaciones asignadas, Provincias Unidas del Río de la Plata, Provincias Unidas de Sudamérica -hasta consolidarse los estados nacionales a mediados del siglo XIX- y Argentina recién a partir de 1853. En esa amplia extensión geográfica que abarcaban las colonias indianas, las ciudades tenían una cierta autonomía con respecto al poder central y era ejercida en los Cabildos, por eso es que se le ha adjudicado a esta institución singular relevancia en los cimientos de la democracia.
Esos núcleos urbanos subsistían merced a una red de comunicación que las vinculaba entre sí asegurando su defensa ante ocasionales ataques, posibilitando la venta de sus excedentes productivos y de abastecimiento. De tal modo, en el amplio espacio peruanorioplatense San Juan desempeñó un papel de nexo significativo.
En definitiva, el detonante de la crisis de la monarquía española en 1808 no demoró en conocerse un par de años, ni en Buenos Aires ni en estas latitudes. Pero los rumores que debían circular no fueron documentados y por eso la historiografía tradicional rescata la versión oficial registrada en actas de cabildo e informes de las autoridades, sin considerar que como representantes del grupo dominante tenían de antemano los suficientes argumentos como para adoptar posición al respecto.
Por las profesoras Ana Fanchin, Patricia Sánchez y Ana Donoso
Del libro Hombres y mujeres de la Patria San Juan en tiempos de la Independencia.
