La Federación Agraria Argentina y el resto de las entidades del sector -Sociedad Rural, Confederaciones Rurales y Confederación Intercooperativa Agropecuaria-, el campo acordó una estrategia conjunta para conseguir en el Congreso de la Nación su principal objetivo: reducción de las retenciones a la soja.
El 24 de agosto caducan las facultades legislativas delegadas en el Poder Ejecutivo para decidir sobre diversas leyes, entre ellas, la potestad de establecer impuestos a las exportaciones e importaciones. Las retenciones a la exportación aportarán ingresos fiscales en 2010 por unos 45.000 millones de pesos, de los cuales casi la mitad corresponde al complejo sojero. La oposición no sólo está dispuesta a que sea el Congreso quien las fije, sino que busca consensuar varios proyectos para modificarlas. Uno prevé bajar a cero los derechos para todas las exportaciones de trigo, maíz, sorgo, girasol, carnes, excepto la soja y subproductos, para los cuales se mantendría el actual 35%, pero con un 15% como pago a cuenta del impuesto a las ganancias.
Esta iniciativa supondría un sacrificio fiscal del orden de los 4.000 millones de pesos anuales a favor de la producción primaria. Sin embargo, no pocos diputados buscan ampliarlo con retenciones diferenciales a la soja por debajo de un piso de producción, a fin de beneficiar a pequeñas explotaciones. De prosperar esta iniciativa, este gobierno recibirá el costo fiscal y el que lo suceda con el beneficio de una eventual mejora en la producción. La preocupación oficial radica en que esto significaría debilitar uno de los pilares de la política kirchnerista de concentrar el manejo de la caja fiscal, que en 2009 debió compartir en un 30% con las provincias, para mantener alineados a los gobernadores. A la inversa, los candidatos opositores, o los oficialistas que dejen de serlo, dispondrían de otro imán para captar el voto de los productores y clase media rural en distritos clave.
Los tiempos del campo apremian porque en agosto se deben tomar las decisiones de inversión para la campaña agrícola de granos gruesos, y no es lo mismo sembrar cualquiera de los granos con retenciones cero que con una alícuota del 20% como los que rigen para el maíz. Una rebaja impositiva significaría una inyección de crecimiento económico para los pueblos del interior que viven de la actividad agropecuaria.
