Con componentes históricos y también con matices de leyenda el tango nos presenta en sus voces llenas de lunfardos, estampas de mujeres con sus historias tristes de amores truncos, lejanos o traicionados. Ellas son pintadas como deidades terrenales -especie de musas- o contrariamente a veces son descalificadas o desdeñadas. En lenguaje vulgar son llamadas "minas”, "percantas”, "milongueras” o "arrabaleras”, existiendo cantidad de ejemplos. Uno de los más populares paradigmas lo constituye la historia de ese tango que precisamente lleva el nombre de su inspiradora: "Malena”. Hay cantidad de versiones sobre la historia de esta emblemática mujer, incluso su figura se vincula con la de Azucena Maizani. Sin embargo parece ser que la verídica es la relatada por uno de los mismos autores del tango, nada menos que el poeta Homero Manzi. La versión apunta que tal mujer se llamó en realidad Elena Tortolero de Salinas, apodada "Malena”, de origen andaluz. Según Homero Manzi fue una cantante de tango que residía en Brasil, más precisamente en San Pablo. Aquí, el mismo, la conoció en un piringundin paulista donde la escuchó entonar un tango. Su voz y su estilo lo impresionaron vivamente a tal punto que de regreso a Buenos Aires, compuso el célebre tango junto a Lucio Demare. En tanto "Malena” siguió su derrotero artístico, llegando a otros países latinoamericanos. Fue en Cuba donde conoció a su futuro esposo, también cantante, llamado Genaro Salinas. Pasando a México toma conocimiento y oye la composición que su estampa había inspirado. Años después su esposo falleció en un accidente muy confuso y ella finalmente murió en 1960 en Montevideo. Sus restos, junto a los de su esposo descansan en Buenos Aires. Lo indiscutible es que pasó al historial tanguero como la que cantaba "el tango como ninguna y en cada verso pone su corazón (…) Malena tiene pena de bandoneón…”.
La otra "musa inspiradora” fue la llamada popularmente "rubia Mireya”, nombrada en el tango "Tiempos Viejos” de Manuel Romera y Francisco Canaro. Parte de su vida fue llevada a la pantalla grande en el film "Los muchachos de antes no usaban gomina", del cual hay dos versiones. El caso de esta mujer es más borroso o un tanto mítico, pues no se sabe a ciencia cierta si realmente existió. Si se cree, en cambio, que el nombrado local bailable "Hansen” tuvo existencia real, fue un café o restaurante situado en el Parque 3 de Febrero que finalmente fue demolido. Volviendo a Mireya, algunos estudiosos del tango rioplatense expresan que su dolorosa historia fue fruto de la trama argumental de una ópera francesa, estrenada en BsAs en 1923. Otras versiones aseveran que la mencionada mujer ciertamente existió. Indican que pudo haber sido una dama "de bien” llamada Margarita Verdier uruguaya de origen francés, que frecuentaba las pistas de baile o piringundines suburbanos porteños, donde se "formaba rueda para verla bailar…”. En estas circunstancias un joven rico se jugó en duelo por ella, aunque el romance no perduró, tal como lo dice una de sus estrofas: "Te acordás hermano la rubia Mireya, que quite en lo de Hansen al loco Cepeda (…) hoy es una pobre mendiga harapienta…”. Como estas evocaciones musicales porteñas y de corte femenino hay varias más, todas ellas con el común denominador del amor aventurado y un final triste.
(*) Magister en Historia.
