Existe una nueva amenaza para las democracias latinoamericanas, a la que no se le da la atención que merece: la creciente politización de las fuerzas armadas de la región. Los ejércitos de algunos países latinoamericanos están asumiendo posturas políticas que podrían crear un estado deliberativo dentro de sus propias filas, y una reacción en cadena entre sus vecinos.

En una ceremonia militar el 14 de noviembre, a instancias del presidente boliviano Evo Morales, el ejercito boliviano se proclamo "socialista”, "antimperialista” y "anticapitalista”. En este acto, al asistieron los comandantes de los ejércitos de Chile y Ecuador, y delegaciones militares de Argentina, Brasil y Perú, el comandante del ejército boliviano, general Antonio Cueto, dijo que la Constitución del 2009 de su país "da lugar a que el Ejército surja como una institución socialista”. La oposición afirma que tal afirmación es absurda. Días antes, el jefe del Comando Estratégico Operativo de las fuerzas armadas venezolanas, el teniente general Henry Rangel Silva, quien desde entonces ha sido ascendido a Comandante en Jefe, sugirió al diario caraqueño Ultimas Noticias que las fuerzas armadas venezolanas no aceptarían un gobierno de oposición tras las elecciones presidenciales de 2012. Señalando que las fuerzas armadas de Venezuela están "casadas” con la revolución bolivariana del presidente Hugo Chávez, Rangel Silva afirmó que un hipotético gobierno de oposición "sería vender el país”.

En Centroamérica, el ejército de Nicaragua, aunque más prudente en sus declaraciones públicas, tiene una relación cada vez más estrecha con el gobierno del presidente Daniel Ortega. Y los generales hondureños que destituyeron el año pasado a Manuel Zelaya no sólo justificaron su acción afirmando que el ex presidente había violado la Constitución, sino que también dijeron que no podrían haber aceptado un gobierno socialista en Honduras.

José Miguel Vivanco, director del departamento de las Américas del grupo no gubernamental Human Rights Watch dijo que "La historia demuestra que si dejamos pasar estas cosas, estaremos preparando el terreno para el eventual retorno de los regímenes militares”.

Entre los peligros que se atisban en el horizonte se cuentan: La posibilidad que se podría desencadenar una nueva oleada de autogolpes o golpes militares después de dos décadas de avances democráticos en casi toda la región; el hecho de instar a los líderes políticos, sindicales y empresariales a buscar alianzas con sectores militares, y promover que militares de derecha en países como Chile o Colombia declaren a sus propias fuerzas militares como "antisocialistas”.

Existen varios compromisos regionales para la defensa colectiva de la democracia que requieren específicamente que los ejércitos de cada país respeten el estado de derecho, y los resultados de las urnas.

Mi opinión: coincido que las recientes declaraciones de los comandantes militares de Bolivia y Venezuela sientan un terrible precedente. Si el resto de la región no denuncia esas declaraciones, se desatará una reacción en cadena que tarde o temprano hará regresar Latinoamérica a los negros días de los regímenes militares. Pero, desafortunadamente, todo el mundo está haciendo la vista gorda.

"LAS FUERZAS ARMADAS venezolanas ya han adoptado como saludo militar el eslogan "Patria socialista o muerte! Venceremos!’.”