Quienes integran el mercado de seguros señalan que son fraguadas el 10% de las denuncias. Un perito que intenta encontrar la verdad sobre un accidente detecta en promedio tres casos de fraudes mensuales, en tanto la Superintendencia de Seguros de la Nación informó que en el período 2008/2009 se resolvieron 1.309.473 casos de accidentes viales, por los que se pagaron unos 2.500 millones de pesos. Este volumen hace imposible que los peritos se dediquen a una investigación a fondo, pero hay ciertas fallas comunes en declaraciones fraudulentas, que permiten focalizar esfuerzos en casos sospechosos.
En el orden mundial, según cifras del Insurance Information Institute, por lo menos el 10% del total de los siniestros posee algún componente de fraude o están magnificados. En nuestro país, el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi) se ocupa desde hace mucho tiempo en los casos de fraude y se ha desarrollado el Sistema Integrado Sofía, que cruza bases de datos a fin de detectar indicadores fraudulentos. Cesvi tiene un ámbito entre las compañías para que no sólo sea un cruce de datos, sino también para compartir experiencias e información detallada, incluso respecto de los involucrados.
Una gran cantidad de los fraudes es cometida por particulares que los realizan por primera vez, como el autorrobo o la magnificación de los daños. Pero la porción que en volumen de dinero se lleva la mayor parte está organizada por bandas que, o bien provocan ellas mismas los siniestros o magnifican sus consecuencias. Incluso llegan a mutilar a personas que, por necesidad o falta de información o de acceso a necesidades básicas, se prestan a este tipo de prácticas.
El año pasado el juez de Instrucción porteño Pablo Ormaeschea y la División Defraudaciones y Estafas de la Policía Federal desbarataron una organización que estafaba a compañías de seguro. Contrataban por 200 pesos a indigentes o personas infectadas con el virus de HIV, las dopaban y con un martillo les quebraban una pierna. Después, contrataban a un automovilista para que atropellara a la persona que ya estaba herida. En esta materia es mucho lo que aún queda pendiente por realizar.
En la medida en que la Justicia penal actúe de modo efectivo, estas prácticas deleznables serán menguadas.
