Reconocer la danza en San Juan es hablar de su precursora por excelencia, nuestra profesora Violeta Pérez Lobos, gran bailarina vanguardista de nuestro medio que promovió los estilos de la danza clásica y contemporánea en tierra cuyana. La fundadora del Estudio Coreográfico Argentino, reconocido por el Ministerio de Educación Res. 764/76, ha entregado dispuestos egresados -como profesores en danza clásica y contemporánea- para que cada ciudadano sanjuanino reconozca en el fomento de estos bailes como lo tradicional se complementa con lo audaz en el movimiento de su expresión y sentir estético. Nuestra profesora autodidacta Violeta Pérez Lobos se ha hecho acreedora del más noble título al que cualquier profesional quisiera aspirar. Ya no basta un verdadero y sentido homenaje en su gran aporte al ballet y su legado trasmitido de generación en generación, sino que ahora nos queda el compromiso a todos los egresados de continuar manteniendo su contribución en prestigio y dedicación siempre vigente y significativo para lo artístico de hoy de cara al futuro. Siempre acompañada por su hermana Virginia Pérez Lobos, sostén profesional en lo administrativo y pedagógico de sus innovaciones expresivas.

Con este género San Juan aporta lo más significativo y profesional del baile clásico y contemporáneo como de nuestro propio patrimonio artístico y cultural y al mismo tiempo promueve el acervo estético de nuestro pueblo. Juzgando críticamente estas manifestaciones y despliegue de la danza es necesario caracterizar algunas de sus expresiones que la diferencian. Primero, los orígenes, la danza clásica como tal nace en el siglo XIX (antes hubo algo parecido al ballet) en el romanticismo. Lo fundamental era que las bailarinas desafiaban la ley de gravedad, y los temas en el ballet eran todos románticos, por la época. Así y al verse livianas, emerge el pararse sobre las puntas. Más tarde, la danza clásica se hará más compleja, perfeccionará la técnica y tendrán lugar las cinco posiciones fundamentales: piernas juntas desde la cara interna uniendo talones, talones opuestos separados a un pié, talón anterior apoyado en la mitad del pié posterior, un pié delante de otro cruzado y separado a pie y medio de distancia y sentido perpendicular opuesto de un pié a la altura superior de los dedos del restante. Una última variante surge como expresión neoclásica, utilizadas en técnicas como la danza jazz, la danza moderna y contemporánea, piernas paralelas y juntas con sus dedos hacia adelante. En general sus movimientos aéreos hacen poses que forman ángulos rectos y líneas puras.

El contemporáneo sin embargo es lo opuesto, busca el piso, aliarse con la tierra, nace desde la respiración; por cada movimiento se acompañan inclinaciones y virajes que alternan todos los espacios en múltiples direcciones.

Reconocer el valor de estas expresiones artísticas en cuanto evento o función cultural se presente e interpretarlas es el verdadero desafío que nosotros los bailarines tenemos.

(*) Profesora de danza clásica y contemporánea. Especializada en Recursos Humanos para la Cultura y la Empresa.