El gobernador de La Rioja, Luis Beder Herrera, sorprendió a la ciudadanía de esa provincia al reconocer públicamente que utilizó las dádivas a cambio del favoritismo en su última campaña preelectoral, una práctica que fue criticada con dureza por la Iglesia Católica a través de un documento. El mandatario riojano pidió disculpas al obispo Marcelo Colombo y prometió que eso no volverá a ocurrir porque tampoco utilizará algún atajo legal para intentar un tercer mandato en 2015, vedado por la Constitución provincial.
Las palabras de Beder Herrera han sorprendido a la opinión pública del país, no porque haya revelado una de las nocivas prácticas clientelares para obtener votos, una maniobra histórica de todos los signos partidarios, sino por la sinceridad de reconocerlas y condenarlas junto con la corrupción y el nepotismo, lo que constituye un hecho sin precedentes en la política argentina.
En este mea culpa radica la trascendencia de las expresiones de un dirigente movido por su conciencia de católico frente a un accionar que no por habitual en todos los niveles -nacional, provincial y municipal- es honesto como herramienta democrática participativa.
"’Coincido con el obispo en que estas prácticas deben eliminarse. Yo, cuando gané en el 2011, lo hice sin entregar una sola chapa, pero ahora cedí ante el pedido de un sector de mi espacio. Ésa no es la militancia que debemos profesar. No se debe militar con dádivas dos meses nada más, sino todo el año”, afirmó el mandatario en su confesión pública. Además, admitió la posibilidad de que existiera corrupción en su gobierno, aunque se desligó del prebendismo imperante que lo desbordó porque, según dijo, "’yo manejo la plata grande, pero se me va abajo con el chiquitaje”, y le pidió a la Justicia que actuara ante las denuncias.
Es que según las versiones de sectores independientes, en la campaña para las legislativas del 27 de octubre pasado al gobierno se le fue la mano. Ya no fueron las "’chapas” sino el reparto de materiales de construcción, electrodomésticos, sumas de dinero, contratos laborales, pensiones y jubilaciones gratis, y todo acompañado de presiones a los empleados públicos para torcer las voluntades del electorado. Estos enormes recursos volcados a la campaña tuvieron un escaso rédito, ya que el oficialismo riojano ganó por sólo 770 votos de diferencia.
La sinceridad de Beder Herrera es un mensaje para la reflexión todos los políticos argentinos y oportuno para oxigenar estos 30 años de democracia ininterrumpida.
