Nos distinguimos por vivir asociados. No nos imaginamos aislados, prescindiendo del otro, rechazándonos, huyendo hacia la soledad. Fue Aristóteles el primero en Occidente que nos hizo notar nuestra particularidad: el hombre es un animal político.
Y fue esa singularidad la que ya llevó a Platón a clasificar las formas que podría asumir la inexorable asociación. Serían monarquías, aristocracias, democracias o su degeneración, la tiranía; los distintos diseños de autoridad para convenir la habitabilidad.
No fueron pacíficos los siglos transcurridos. Guerras, imperios, conquistas, principados, Estado, nación, ocupaciones y liberación. El espíritu de las leyes de Montesquieu, luego de 250 años de anunciado, parece emerger con fuerza moral imponiendo la república como respuesta civilizadora a las primeras preguntas que se formularan los sabios griegos en su búsqueda de una mejor organización social.
Lo que sí está claro es que antes, como ahora, la demagogia con su apelación a las emociones y los prejuicios metiendo miedo, mata la razonabilidad.
La naciente minería metalífera argentina comenzó a ser atacada hace una década por la ignorancia política y por la demagogia hecha espada de ideologías apátridas. Contra la primera, más que evidente en el sistema político, un doloroso aprendizaje hará que mejoremos elección tras elección. Pero la segunda, la demagogia que encubre ideología es la que quiero destacar.
Importaría poco si se limitaran a opinar con irresponsabilidad sobre cuestiones estéticas, pido aquí perdón por mi falta de sensibilidad para con el arte. Pero me revela cuando el interés foráneo deviene en demagogia para atrapar a ciudadanos desprevenidos con llamativos eslóganes, que elevados a mito atentan contra el progreso familiar de cientos de miles de compatriotas. Los nuevos cipayos se camuflan en organizaciones cuyos nombres refieren al medioambiente.
La nueva minería en argentina desarrolla estándares de relación con el medio ambiente que ninguna otra industria puede exhibir en el país. Poca agua en sus procesos en comparación con la agricultura y otras industrias. Cero contaminación, entendida como cumplimiento del rango de emisiones autorizadas. Máxima tributación en el cotejo internacional. Realidades irrefutables que desmienten una y otra vez las consignas falaces de los embaucadores.
En un país ubicado entre los que más desprecia el medio ambiente, proliferan los basurales a cielo abierto en todo su territorio, se ensucian diariamente calles y espacios públicos hace poco se logró tranquilizar la conciencia ciudadana mediante un chivo expiatorio a su inconducta colectiva y personal. Se llama Ley de protección de glaciares.
Pero hay malas noticias para los demagogos. Un reciente seminario de científicos internacionales confirmó lo que el común de los argentinos ignoramos. Los glaciares fríos de altura de nuestra cordillera andina no son fuentes otorgantes de agua en las cuencas hídricas a las que pertenecen.
Destruyeron los científicos el mito de que los glaciares de escombros también llamados de roca son reservorios significativos de aguas, mucho menos en consecuencia aportan a las cuencas hídricas en que se encuentran. El permafrost, glaciar de roca, o glaciar de escombro es una condición térmica, no una estructura litológica. No se puede saber si es un permafrost si no se mide, si no se realiza una perforación y se sacan los testigos correspondientes. Son muy estables, no las afectan las actividades e infraestructuras antrópicas (caminos, edificaciones) y no aportan a los sistemas hídricos en que se encuentran.
Recientemente un miembro de la ONG de Romina Picolotti, a quien no se le conoce mérito académico o científico alguno, participó en el programa "Periodismo para Todos" de Jorge Lanata. Sin sonrojarse por las ridiculeces que afirmaba, como buen demagogo entrenado, simuló conocimientos que no tiene y culpó a la minería argentina de perjudicar los ambientes en los que trabaja, con total desprecio por la verdad. El mismo desprecio y de la misma magnitud delirante, Miguel Bonazo llegó a decir que por regalías hay países que cobran más del 40 por ciento. Debemos decir aquí para ponerlo en evidencias que sólo 16 de los casi 80 países mineros cobran regalías y que en Argentina las que se cobran son más altas que en Chile, Perú, Colombia o el Brasil.
Nuestra misión es la de llevar a nuestros compatriotas la verdad. No importa cuántos crean una cuestión. Importa si es verdadero o falso.
Un juez de Chilecito acaba de sentenciar que está prohibida la exploración minera en El Famatina hasta que se haga el inventario de glaciares. Dice que esa disposición la tomó para preservar el agua que se usa en exploración. Por demagogo o irresponsable no debería seguir siendo juez.
Contra los eslóganes, la ciencia; contra la demagogia, la democracia y contra los violentos y los irresponsables, la ley. Ese es el camino para enfrentar "Las tensiones del presente".