Los puentes del ferrocarril sobre el río Mendoza, junto a los túneles, de los que todavía quedan vestigios, constituyeron una de las obras de ingeniería más importante de la época. 

La obra del Ferrocarril Trasandino ha sido considerada por los entendidos como un hecho liminar en los historiales de ingeniería. Fue una ardua labor ejecutada en forma gradual y pormenorizadamente. El monumental trabajo se había iniciado en 1886, teniendo su punto de partida en la ciudad de Mendoza. Fue su primer concesionario la empresa Juan y Mateo Clark. Ya en abril de 1887 se concluyeron los terraplenes entre los kilómetros 12 y 20, en terrenos de la Compuerta. En agosto de 1889, se hizo el primer ensayo del puente construido sobre el río Mendoza. Le continuó los terraplenes para la sección de Uspallata a Punta de Vacas. Los escritos de le época refieren datos importantes acerca del pasaje de la cumbre cordillerana: "Se proyectaron y ejecutaron 8 túneles que sumaron un largo de 15.400 metros. La perforación del túnel elipsoidal del Portillo, constituyó una verdadera curiosidad; pues da una vuelta sobre sí mismo, comparable a un gigantesco tirabuzón en la montaña. Su boca superior está a 135 metros de altura en el mismo farallón”. Fueron empleados numerosos operarios, llegando a tener 1700 obreros expertos, de diferentes nacionalidades. La energía eléctrica necesaria para mover los talleres mecánicos emplazados en el Juncal, era generada por poderosas turbinas. El transporte de esta maquinaria se ejecutó construyendo del lado chileno un camino carretero, empleándose cientos de carretones tirados por mulas y bueyes. Todos los materiales necesarios fueron conducidos a través de la montaña durante tres meses, incluida la temporada invernal. En 1891 se dio al servicio público la línea del Trasandino en el trayecto Mendoza – Uspallata, luego hasta el río Blanco y en seguida a Puente de Vacas. La vía tenía un metro de ancho, lo que requería trasbordos en las redes de ambos países. En noviembre de 1909 concluyó la perforación del túnel principal en la cordillera, posibilitando unir las secciones argentina y chilena. Superado este obstáculo se consiguió tender los rieles en toda la longitud. En 1910 -centenario de la Revolución de Mayo- el presidente chileno Pedro Montt y su comitiva viajaron con destino a Buenos Aires. De esta manera la línea quedo oficialmente inaugurada. Habían transcurrido casi 24 años desde que se inició la obra. 

 

Por el Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magister en Historia