Una palabra que ejerce magnetismo especial en los seres humanos es el vocablo poder. Quien lo detenta, quien lo ejerce sobre otro sufre una especie de enamoramiento casi mágico que exige continuidad y consistencia en su ejercicio.
Si bien cuando hablamos de poder nos estamos refiriendo a distintas direcciones semánticas que podemos asociar con frases: "querer es poder", "poder hacerlo será un milagro", "poder llegar es mi sueño", los analistas las insertan en el discurso político con un matiz muy fuerte. Para los investigadores lingüísticos poder se conjuga con potestad y ambas derivan del latín possum, potes, compuesto de pos y sum: soy poderoso. Normalmente, se piensa que el poder debe estar en relación con la fuerza que puede ser física, moral, espiritual y hasta intelectual.
Para Barcia el "poder lleva, la potestad manda; el poder viene de la naturaleza, la potestad de la política". Aunque esto sería una sinonimia anacrónica, antigua, pues el poder en el habla de los políticos y en manos de quien lo posee es una fuerza ineludible que arrastra voluntades y gana adhesiones. Ya sea por medios persuasivos o por carisma personal.
El poder es otorgado por otros, la persona puede considerar tenerlo y perderlo en un instante pero el tema central de estos pensamientos es unir el poder a la soledad y esa unión no es vana ni vacía de contenido porque no hay peor soledad que la del que cree tener poder, aunque siempre esté acompañado.
Si nos remontamos a la etimología del vocablo decimos que "solo" significa una relación de aislamiento. La misma acepción se utiliza para quien atraviesa un momento trágico pues vive en soledad aún en medio del bullicio del mundo. La palabra solo, solus en latín, viene del griego "hólos" que quiere decir cosa entera, un todo, como nos lo prueba la expresión latina "in solidum" que nace de este origen y que significa por entero solidariamente, es decir de una manera idéntica porque no puede haber nada tan entero como la identidad.
La soledad y el poder siempre se acompañan pero el temple y la valía humana hacen enfrentar la existencia y concluir los proyectos aún no terminados.
