A diferencia de Facebook, los habitantes virtuales de Twitter se comunican en no más de 140 caracteres, apostando a la brevedad, eligiendo el microtexto, optando por una línea concisa y veloz. Según Evan Williams, CEO de la compañía, hace 4 años Twitter contaba con la modesta suma de cuatro millones de usuarios, hoy tiene 146 millones de usuarios.

¿Qué hace toda esta gente, cuáles son sus motivaciones, por qué participan, por qué siguen a otros y son seguidos? son preguntas que tienen tantas respuestas como participantes. Twitter es una microsociedad paralela, con un llamativo nivel de actividad y vitalidad. Si se lo debiera definir, se podría afirmar que es un poderoso acelerador de partículas sociales. Sintoniza el clima social de manera directa y genera una sensación propia frente a lo que se vive en la sociedad.

Los científicos afirman que nuestro cerebro está formado por 100.000 millones de neuronas que se conectan entre sí, y cada una, con su carga eléctrica, establece unos 10.000 contactos con otras que pueden estar próximas o muy lejanas. El filósofo canadiense Herbert Marshall McLuhan (1911-1980) fue uno de los grandes visionarios de la presente y futura sociedad de la información. Él indicó que estos medios son extensiones o prótesis de alguna facultad mental o física del ser humano. Twitter es como una extensión del cerebro. Pero se trata de un cerebro sin dueño, que carece de sujeto pensante final. Su proceso no es gobernado de manera central, no hay moderadores, y cualquier miembro de Twitter puede interactuar, en principio, con los otros, dependiendo el estímulo que sienta.

Algunos de los riesgos de estas nuevas tecnologías, puede tener que ver con la generación de un pensamiento espasmódico y una atención excesivamente fragmentada, y con el acostumbramiento del cerebro a ser nutrido por pequeños fragmentos de comunicación, que pueden generar un formato potencialmente adictivo. Sin embargo, en relación con lo adictivo, no son las cosas las que nos hacen adictivos, sino que son las personalidades propensas a la adicción las que encuentran siempre nuevas áreas en las cuales desarrollarlas.

Twitter es una novedad. Habrá que ver en qué grado influye en el mundo del futuro, ya que en esos 140 caracteres hay una fuerza en la que palpita una microrrevolución a nivel comunicacional.