Después de minimizar el problema durante años, el secretario de Seguridad de la Nación y el jefe de la Policía Federal Argentina han admitido públicamente que existe la inseguridad en el país y, consecuentemente, las máximas autoridades del área están trabajando para garantizar el derecho inalienable de la protección.

El martes último el secretario Sergio Berni reconoció que la inseguridad "no está influenciada por los medios” de comunicación, porque "’las cuestiones de seguridad son palpables y objetivas”, según observó. Esta confirmación de la crisis de seguridad, es la primera admisión de un funcionario de máxima jerarquía, después de que el Gobierno nacional sostuviera que los hechos delictivos estaban amplificados por la prensa y hasta los calificara de "’sensación”.

Pero para mayor tranquilidad de la ciudadanía, ayer el jefe de la Policía Federal, comisario Román Di Santo, admitió también que existe la inseguridad en el país y "’negarlo sería mentiroso”, en sintonía con el reconocimiento que Berni hiciera al respecto. Pero Di Santo habló no solo como titular de la fuerza sino como víctima, porque reiteró la denuncia de amenazas de muerte en su contra por parte de policías desplazados por presuntas vinculaciones con la barra brava de Boca Junior, denominada "’La Doce”. Hizo también un análisis de situación ya que dijo saber del problema por lo que pasa en su barrio, los comerciantes y los reclamos de sus amigos.

Como si fuera poco, también el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, afirmó que una de las mayores preocupaciones de su gobierno es la inseguridad y rechazó que el oficialismo eluda el tema al enfatizar "’cómo vamos a negar la inseguridad, que es un problema real”, y aseguró que se trabaja para llevar tranquilidad la población.

En este contexto de reconocimiento público de la escalada de violencia, el jefe de la Federal anunció las nuevas directivas de Berni de volver al agente de la esquina, para compenetrarse de lo que dice la gente, porque, a raíz de eso se sabe lo que está pasando en el barrio, lo que puede llegar a suceder, si hay gente indecente merodeando por el lugar.

Retornar al viejo sistema, es una medida acertada porque el vecino se siente protegido y el delincuente disuadido, pero también hace falta un plan estratégico que contemple todas las necesidades para combatir la inseguridad.