En esta noche, la cristiandad celebra el nacimiento de quien dividió la historia en dos: antes y después de Cristo. Pero ese niño nacido en Belén, no viene a dividir sino a unir a todos los hombres con un mensaje universal, más allá de toda clase social, religión o status cívico. En aquel mismo tiempo histórico, otro gran hombre proclamaba al mundo la paz.
En Asia Menor se ha encontrado una copia del famoso "Índice de las propias empresas" de César Augusto. Allí el emperador romano, entre sus grandes empresas, pone también la de haber establecido en el mundo la paz de Roma; una paz, se dice, "lograda a través de victorias". Pero aquel niño, luego revelará que existe otro modo de trabajar por la paz. También la suya es una "paz fruto de victorias", pero victorias sobre sí mismo. El camino a la paz propuesto por él, vale también en el ámbito político.
Hoy vemos claramente que el único camino a la paz es destruir la enemistad, no el enemigo. Los enemigos se destruyen con las armas, la enemistad con el diálogo. Alguien reprochó un día a Abraham Lincoln por ser demasiado cortés con los propios adversarios políticos y le recordó que su deber de presidente era más bien destruirlos. Él les respondió: "¿No destruyo quizás a mis enemigos cuando les hago mis amigos?". Es la situación del mundo que reclama dramáticamente que se cambie el método de Augusto por el de Cristo.
En su reciente visita a Turquía, el Papa Francisco ha dicho, refiriéndose a la situación en Medio Oriente: "¡No podemos resignarnos a la continuación de los conflictos. Podemos y debemos siempre renovar la valentía de la paz!". En la "Evangelii gaudium", el pontífice pone al respecto, el dedo en la llaga y denuncia, la que es hoy la mayor injusticia que obstaculiza la paz social. Dice: "Las reivindicaciones sociales, que tienen que ver con la distribución del ingreso, la inclusión social de los pobres y los derechos humanos, no pueden ser sofocadas con el pretexto de construir un consenso de escritorio o una efímera paz para una minoría feliz. La dignidad de la persona humana y el bien común están por encima de la tranquilidad de algunos que no quieren renunciar a sus privilegios".
Al brindar en familia esta noche, renovemos los votos de corazón y de ideales para que juntos descubramos que no hay caminos para la paz, sino que la paz es el camino.