Último terremoto: el 18 de enero de 2021, a 54 km al sureste de la Capital de San Juan se produjo un sismo de 6.4° de magnitud que no resultó tan destructivo como su antecesores y ante el cual la gente tuvo correcto comportamiento.

A todos los adelantos promovidos desde su creación, hace ya 51 años, el Inpres (Instituto Nacional de Prevención Sísmica) sigue generando nuevas normas y determinando pautas vinculadas con la prevención sísmica que contribuyen a que la gente pueda vivir con más seguridad en zonas consideradas de alta sismisidad. Más allá de las normas de construcción sismorresistentes (Sirsoc 103) que fueron decisivas a la hora de evitar mayores muertes en los últimos terremotos registrados en nuestra provincia y otros puntos del territorio nacional, el organismo acaba de anunciar la elaboración de un nuevo mapa de amenaza sísmica que sirve para determinar con mayor precisión los sitios más peligrosos poniendo énfasis en la zona de la región de Cuyo, que incluye a Mendoza y San Juan (calificadas como zona 4), y algunas otras partes en el extremo sur del país, precisamente en Tierra del Fuego, y norte, entre Jujuy y Catamarca.

Con esta nueva forma de localizar zonas sísmicas de mayor peligrosidad en todo el país, el Inpres se acerca a un objetivo que es primordial; la necesidad de seguir promoviendo la cultura de la prevención sísmica en base a datos concretos que motivan a actuar en consecuencia respecto a tener en cuenta todas las medidas que hay que implementar antes y después de que se produce un sismo.

COOPERACIÓN INTERNACIONAL

Hay que tener en cuenta que el Inpres es un organismo nacional con sede en la provincia de San Juan cuyo prestigio de labor científica ha trascendido a nivel internacional. Sus autoridades han precisado que son numerosos los convenios de interrelación con organismos similares de otros países que posibilitan un intercambio de conocimientos vinculados a la actividad sísmica que se registra a nivel mundial y que hacen posible los avances que se van alcanzando en la materia en diversos aspectos.

El contacto con países como Estados Unidos, Japón, China, Francia y estados sudamericanos que comparten similares realidades posibilita, cada vez que se produce un sismo con características de terremoto, obtener valiosos datos que luego son aprovechados para el desarrollo de normas sísmicas que posibilitan avanzar en diversos aspectos vinculados tanto en la seguridad de la construcción como el de las distintas poblaciones.

ACCIONES PREVENTIVAS

Buena parte del territorio nacional se encuentra bajo la posibilidad de sufrir sismos de mayor o menor intensidad y, consecuentemente, existe una gran cantidad de estructuras y poblaciones vulnerables. Los mayores o menores estragos que produzcan estos sismos, dependen de la eficacia de las medidas preventivas adoptadas. En San Juan existe una política de prevención sísmica que ha posibilitado que en los 33 años transcurridos entre los terremotos de 1944 y 1977, las consecuencias fatales provocadas por uno y otro, fueran totalmente disímiles. Esa política, que se ha hecho extensiva hacia todo el país, viene siendo implementada desde hace 51 años por el Inpres, organismo que tiene como principal objetivo planificar y realizar el estudio de la sismicidad del territorio nacional, evaluando el riesgo sísmico en todas y cada una de las zonas del mismo. También está abocado a operar en todo el territorio nacional la Red Nacional de Estaciones Sismológicas, la Red Nacional de Acelerógrafos y, en la sede del Instituto Nacional, el Laboratorio de Estructuras Sismorresistentes. Además se encarga de proyectar y aconsejar reglamentos que regulen la construcción de cada una de las zonas sísmicas del país, realizar campañas de divulgación en todos los niveles, destinadas a crear una conciencia del problema sísmico y sus soluciones y efectuar publicaciones de divulgación técnica, e implementar la Política Nacional de Prevención Sísmica, entre varias otras. Es esta última la que debe tener en cuenta cómo las distintas poblaciones deben actuar no sólo antes de un terremoto, sino durante y después, con acciones que prevean todo tipo de soluciones a los efectos que puede provocar un sismo tanto en lo referido a operativos sanitarios, de provisión de servicios, y asistencia en general a la población, previendo vías de escapes, lugares de acampe fuera de las viviendas y alimentación en los días sucesivos.

 EDUCACIÓN SÍSMICA

Partiendo del hecho de que los terremotos son inevitables e impredecibles hasta el momento, uno de los aspectos en los que el Inpres ha avanzado y debe continuar desarrollando es el de la educación sísmica. Es importante para la población en general y la cuyana en particular (fundamentalmente la del norte de Mendoza y sur de San Juan, señaladas como las más peligrosas por el nuevo mapa) un mayor compromiso con la educación sísmica. Se dice que de ese entrenamiento depende el salvar vidas en caso de un terremoto y sismos con alto grado de peligrosidad. Por eso resulta vital que Inpres y Gobierno pongan mayor énfasis en la difusión de normas básicas de comportamiento antes y después de un sismo e instrumente medidas de contingencias para que cada uno de los sectores de la sociedad sepa cómo actuar ante un evento de esta naturaleza.

Tanto las normas de construcción sismorresistentes como las previstas para actuar durante los sismos, por su carácter nacional, deben ser aplicadas tanto en las zonas más peligrosas como en el resto del país donde se localizan zonas de peligrosidad media y baja.

Una política nacional de prevención sísmica puede contribuir a evitar muertes en las zonas sismológicas más activas y otros tipos de catástrofes en las menos peligrosas, pero en las que también hay que tener en cuenta la calidad de la construcción.

 

Por Alfredo Correa
DIARIO DE CUYO