El narcotráfico tiene en la Argentina una presencia desde hace tiempo, cotidiana y cada vez más violenta. Así lo confirman no sólo los datos sobre secuestro de drogas ilegales, sino también la simple lectura de la crónica policial.

La incautación, el año pasado, de la cifra récord de más de seis toneladas de cocaína no debe leerse como una victoria sobre el crimen organizado, sino todo lo contrario: es una grave señal de alerta, porque el aumento de los secuestros está indicando siempre un correlativo incremento en la circulación, la comercialización y el contrabando de drogas.

Frente a esta dramática realidad resulta positiva la decisión de crear la Dirección Provincial de Lucha contra la Droga y el Narcotráfico que depende del Ministerio de Gobierno. Al habilitar un 0800 y una página web para denunciar los lugares de comercialización de droga en nuestra provincia se facilitará la tarea para que el nuevo organismo, trabajando en colaboración con las policías Federal, de San Juan y con Gendarmería Nacional, logre desarticular los circuitos de venta de droga en esta provincia.

Un relevamiento del Observatorio de la Deuda Social, de la Universidad Católica Argentina (UCA), mostró, entre otras cosas, que para el 64,2% de los habitantes de villas y asentamientos en 2011 eran visibles en sus barrios los vendedores de estupefacientes. El sondeo fue realizado en la Capital Federal, en el conurbano bonaerense y en veinte ciudades del interior del país. La cifra, de por sí escalofriante toda vez que demuestra que la droga se comercializa de la misma manera que cualquier alimento o insumo básico, adquiere una dimensión imposible de ignorar si se tiene en cuenta que en 2010 ese mismo relevamiento había indicado que el porcentaje de habitantes de las villas que reconocía la existencia de vendedores de droga en sus barrios era del 48,5 por ciento.

Queda claro que el narcotráfico y los delitos conexos afectan en mayor proporción a los ciudadanos más humildes y que en las zonas más relegadas, concretamente en las villas de emergencia, la droga es una compañía permanente y ha llegado a ser parte de la vida de todos los miembros de una familia, ya sea porque consumen o porque comercializan en los llamados quioscos de la droga.

Es positivo que el Gobierno instrumente estrategias que, al menos, permitan detener el avance de un mal que a diario se cobra vidas o las arruina definitivamente desde muy temprano.