Por Fabián Núñez (*) y el Dr. Mario Alfredo Luna (**)

Es pertinente colocar en perspectiva el tema del ahorro de los argentinos que se marchan a los sistemas de ahorro no argentinos. Esto representa un dilema: como crecer si el ahorro nacional de cada ciudadano que tiene capacidad de atesorar con su trabajo, guía sus rentas excedentes a sistemas bancarios de otros países. Es una paradoja con matiz nuevo la relación existente entre el ahorro y la inversión. La primera consecuencia es que se desencaja la simetría y se vuelve no coincidente el desarrollo o la necesidad del desarrollo y las divisas con la cual se va a financiar tal expansión del sistema económico.

Es patente que el ahorro financiado con inversión está en un verdadero problema.

Es un tema de primer orden, quizá de primerísimo y excluyente orden. De pocas cosas en el perímetro de la república se puede decir que son excluyentes, pero este tema que se postula sí lo es, y lo formalizamos con una pregunta, a saber, ¿Con qué fondos vamos a financiar el desarrollo que cubra las necesidades del desarrollo potencial? Lo más genuino o lo más auténtico es que, ése desarrollo, para satisfacer las necesidades del crecimiento, deba ser sustentado con lo que los ciudadanos logren colocar/depositar en el sistema bancario luego de cubrir sus compromisos individuales. Lo sustentable de un desarrollo está en ese punto, es decir, en que la inversión para el desarrollo debe ser planteada en clave de ahorro del sistema económico, que, es lo mismo, que decir con el ahorro de los trabajadores y las empresas. Así planteado el tema vemos que ese modo de financiamiento hace encuadrar correctamente, a su vez, la esencia misma de la adecuada función del sistema bancario.

Lamentablemente los datos de la economía latinoamericana muestran déficit de balance. Por ejemplo en Argentina, en el último año se han depositado en los sistemas bancarios fuera del país cerca de 50 mil millones de dólares. Es un cifra que se ha transferido en forma legal, pero habría que ver si ello obedece a una buena política.

Urge responder cómo se va a suplantar lo que se deja de financiar para el desarrollo con esos recursos legítimos de los ciudadanos que, en busca de resguardos y seguridad, circulan a otros diseños financieros.

Hablamos de una masa de dinero muy apreciable que se ha adquirido mediante un modo legal y, en vez de apuntalar el desarrollo y el sistema financiero argentino, de pronto aparece en disponibilidad de los sistemas de ahorro y inversión bancarios de jurisdicciones extrañas. La política debe interpelar este dispositivo y debe hacer foco y perspectiva futura acerca de cómo se puede resolver esta complicación.

Nada en política es fácil, ni resoluble en forma inmediata, pero hay que poner las preguntas fundamentales en el estrado del poder y analizar cómo vamos a financiar el desarrollo que nos falta. Es indisponible que los actores partidarios, sociales empresariales, coloquen su voz y su inteligencia para poder probar si somos capaces de hacer que la luz se haga.

 

El último año se han depositado en los sistemas bancarios fuera del país cerca de 50 mil millones de dólares.

No puede ni debe haber grieta en este tema, primero como disposición a tratarlo, y luego como contracción amplia a estudiar cuál de la o las propuestas pueden converger en la factibilidad de lograr un acierto en este punto.

El tema tiene apremio y es de esperar que se tiña ese debate con el máximo de responsabilidad para resolverlo en consenso.

(*) Ex asesor del HCD de Jáchal. (**) Ex presidente del HCD de Jáchal.