En Europa hay documentación sobre el uso de la boina, como prenda de vestir, que data de la Baja Edad Media y, por otra parte, el afamado pintor Rembrandt era muy aficionado a usar esta prenda, siendo numerosos los autorretratos, especialmente en sus grabados de punta seca, en los que aparece con una gorra-boina.
Por estar muy extendido su uso en los Países Bajos, algunos historiadores se han preguntado, aunque nunca se ha podido afirmar, si esta prenda pudo llegar a España con motivo de la unión de la casa de Castilla-Aragón con la austríaca.
Como indumentaria militar fue adoptada por los ejércitos imperiales y conocida como Parlota, aunque aún su cinta o lazo se llevaba por fuera y dejaba orla de visera toda alrededor que después desaparecía invirtiéndose.
Sin embargo, es durante la Revolución francesa cuando, del mismo modo que llega La Marsellesa a París llega también la boina desde los valles pirenaicos septentrionales vasco franceses, donde su uso se había mantenido desde tiempo inmemorial.
El intercambio comercial entre ambos lados de los Pirineos se hace muy activo tras el Tratado de Valencay y así pasan a utilizar también la boina los vascos, que la compran en Francia, ya que hasta mediados del siglo XIX no se conocía su existencia en el País Vasco.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el primer ejército que utilizó la boina fue el alemán, luego fue el inglés que combatió en el Norte de África el que le dio a la boina el definitivo uso marcial a esta prenda.
El ejército estadounidense conoció la boina cuando invadió Italia en 1943. Sus soldados, que cambiaban boinas por tabaco para llevarlas a casa como souvenir, acabaron poniéndoselas, al comprobar su comodidad. Pero su uso prontamente fue prohibido por el mando debido a la epidemia de piojos que se desarrolló en las cabezas de los soldados.
La prenda encuentra definitivamente su lugar en los ejércitos cuando los altos mandos se dan cuenta que es la más práctica y cómoda para el soldado en campaña. Es tan aceptada que incluso es incorporada al uniforme de etiqueta de ejércitos con altos presupuestos militares, lo que hace que no sólo sea aceptada por su módico precio ni su cómodo uso, sino por su elegancia.
La boina de uso militar contiene toda una historia; desde su color que tiene distintos significado, también marca identidad y parte de los uniformes, como por ejemplo: Los paracaidistas usan boinas rojas, que simboliza el valor, el atrevimiento y la intrepidez. Los comandos usan verde, que simbolizan la abundancia, la esperanza y la libertad, los aviadores el azul, que simboliza el aire y la realeza. Los integrantes del Batallón de Asalto aéreo usan el color rojo granate, que simboliza la dignidad, el poder y la soberanía. Los buzos usan el color marrón oscuro, simbolizando las profundidades, lo desconocido. Los contingentes argentinos que participan en las misiones de paz, en cualquier parte del mundo o donde sea necesario, usan el color celeste, que simboliza majestad+serenidad+felicidad+pureza (o sea La Paz).
La boina del Siglo XXI: actualmente pocos se preguntan el origen de esta prenda que es usada en distintas ocasiones y que identifica a distintas cruzadas o campañas a nivel mundial.
Hombres, mujeres, niños desean usarla en actos proselitistas, eventos deportivos, encuentros religiosos, campañas comerciales, actividades culturales, manifestaciones artísticas y otras actividades donde hace falta identificarse con una causa o un determinado objetivo.
Podemos decir que, sin proponérselo, la boina es una moda sin tiempo que sirve para unir y que ha conservado su forma, a pesar de que en sus orígenes tenía visera.
En la cultura marca identidad, en lo deportivo pasión y fanatismo, en lo comercial propaganda e identidad, para los partidos o expresiones políticas, hace que uniforme a sus seguidores, marcando el partidismo a sus candidatos, sin que haga falta decir una sola palabra.
En las religiones, donde ya la adoptaron definitivamente, marca el respeto o comulgar con las creencias, hasta se ha visto a un Papa colocarse una en encuentros de jóvenes a nivel mundial.
Es una prenda que no hace diferencias sociales no discrimina, que se ve como parte de la normalidad o cotidianidad en el vestir, desde el obrero a un gran desfile de modas con todo el glamour y las luces, hacen lucir a la Boina como un accesorio obligatorio en el vestir del hombre, tomando una gran importancia de la moda marcando tendencias y estilos.
Es una prenda muy bondadosa, para ella todos somos iguales cuando la lucimos en nuestras cabezas. Cada portador le da el sentido que en ese momento se pretende, desde un simple "’hacer facha” a una herramienta de trabajo.
Es una prenda, que nos acompaña a todos lados, participa de nuestras alegrías, y tristezas, nos cuidad de las inclemencias del tiempo, y hasta colabora para con nuestra belleza.
