El arrasador margen de la victoria de Obama, de 71% contra 27% entre los votantes latinos a nivel nacional, significa que en años venideros ningún candidato presidencial le dará la espalda a los hispanos, ni adoptará agendas claramente impopulares entre los latinos, como lo hizo el republicano Mitt Romney. Como ya dijimos, Romney pasará a la historia como el candidato republicano que ganó el menor porcentaje de votos latinos en casi dos décadas: tan sólo el 27% del voto hispano, mucho menos del 35% que consiguió en 2000 George W. Bush; del 40% que logró Bush en 2004, o el 31% de John McCain en 2000.
El desastroso desempeño de Romney ante los hispanos, una de las razones clave por la que perdió, no debería sorprender: ya sea en inmigración, seguro de salud, impuestos, educación o control de armas, Romney se alineó con la derecha extrema, incluyendo a xenófobos y fanáticos anti-inmigración. El tono condenatorio de Romney contra los indocumentados irritó tanto a los latinos como el apoyo a la ley de Arizona, que autoriza a la policía a pedir documentos de inmigración, e hizo que muchos hispanos temieran que todos los latinos -independientemente de su estatus inmigratorio- pudieran ser hostigados.
Romney pensó, equivocadamente, que podía ganar sin el voto latino. Su cálculo estratégico fue que la economía andaba tan mal que una combinación de apoyo entusiasta de sus seguidores y un alto porcentaje de abstención latina le bastarían para ganar. Pero se equivocó en ambas cosas: la economía no se derrumbó como había previsto, ni los latinos se quedaron en sus casas el día de la elección. Incluso entre los cubano-americanos de Florida, tradicionalmente conservadores, Obama conquistó un asombroso 47% de votos, casi tanto como Romney.
Sergio Bendixen, encuestador del voto latino, la afluencia de votantes hispanos llegó a un récord del 10% del electorado total, por encima del 9% en 2008, el 7% en 2004, y el 6% en 2000 y, lo más importante, pronosticó que en la próxima década el voto latino llegará al 25% del voto total. Puede que este pronóstico no sea exagerado: es probable que en el futuro se apruebe una reforma migratoria que legalice a millones de hispanos, mientras que la inmigración no se detendrá, y tampoco se descarta que Puerto Rico se convierta en Estado.
La elección de 2012 no sólo convirtió a los latinos en un bloque decisivo en estados clave como Florida, Colorado y Nevada, sino que incrementó su presencia en el Congreso, de 24 a 28 miembros en la Cámara Baja, y de dos a tres miembros en el Senado.
Independiente de si siguen votando sólidamente por los demócratas o de si dividen su voto, los hispanos ya son un factor electoral decisivo. La elección de 2012 probablemente sea la última en que los organizadores de los debates presidenciales no escojan a un periodista latino para moderar uno de los debates, y hacer preguntas sobre temas que interesan a los latinos. El gigante latino demostró que no estaba dormido. Eso es bueno para los latinos, para Latinoamérica y para Estados Unidos.
