Nuestro país ha crecido en cantidad e ingresos genuinos con sus ventas al exterior, pero esto se acota en un negocio de grandes empresas líderes instaladas cerca de los puertos de Buenos Aires o Rosario, a diferencia de las medianas y pequeñas empresa que deben afrontar altos fletes y costos en trámites aduaneros que les impiden llegar a los grandes mercados.
Centenares de pymes locales exportadoras han invertido para lograr eficiencia competitiva, pero la tarea es cada vez más difícil debido a los crecientes costos internos, pesadas cargas tributarias, complejidad burocrática y con la gran desventaja de las distancias por las elevadísimas erogaciones que plantean el costo del transporte interno. Los fletes terrestres, cautivos del insaciable poder sindical, y la logística para asumir el "impuesto a la geografía”, se agrava en el interior porque las provincias sufren la inflación real, sin las prebendas y ventajas del área portuaria o de la región pampeana. Las exportaciones de las pymes regionales, caso de San Juan, deben afrontar otros imponderables como los cortes de ruta por conflictos ajenos a la producción y onerosas custodias y sistemas de seguridad que acompañan a los cargamentos. Pero, como si fuera poco, la mayoría son cargas refrigeradas generalmente de fruta en fresco que a pesar de ser inspeccionadas en origen siguen en el denominado "canal rojo”, lo que implica nuevas inspecciones en Buenos Aires y la necesidad de rehacer todo el andamiaje exportador.
Este universo pujante de 1800 pymes exportadoras, conformado en la última década, representó un 50% de la oferta externa del período, donde se destaca el avance de Cuyo, con un récord zonal que triplicó sus ventas gracias a la demanda internacional de alimentos y bebidas. Pero ese número de firmas está cayendo estrepitosamente por la ausencia de medidas para contrarrestar las distancias de origen al puerto de embarque, al ahondarse las desventajas históricas de la distancia. Inversamente, este problema se plantea cuando deben importar insumos para mantener los ciclos productivos. Por eso toda política exportadora que ignore el mapa regional carece de efectividad para ponderar la oferta nacional. Existen problemas internos que van desde los permanentes cambios de las reglas de juego a dificultades de logística y una infraestructura ineficiente.
Si Argentina no avanza más en las ventas externas, no es por la complejidad de los mercados de ultramar sino por la maraña coyuntural interna que desalienta hasta al más visionario emprendedor.
