Las políticas destinadas a las economías regionales no alcanzan por el momento para compensar la explotación del polo productivo, por lo menos en las pymes. Por otra parte, muchas actividades se frenan ante planes de gobierno u objetivos que no promuevan un real desarrollo de los productos locales. Así mismo, la expansión demográfica va cubriendo con construcciones urbanísticas las extensiones fértiles de tierras trabajadas de antaño, por fallas en la planificación territorial, como ocurre en San Juan con cultivos de vid y olivo.
Con estas frustraciones, la mano de obra calificada va desapareciendo, e incide en la serie de tropiezos y problemas de rentabilidad y de competitividad. Más grave es todavía la situación en zonas donde el exceso de lluvias está afectando la calidad y los rendimientos, como en los cultivos del arroz y el algodón.
Hoy las economías regionales se ven afectadas, además, por una onerosa logística por el abandono que ha sufrido el mantenimiento de rutas y en general el deterioro vial. Este panorama se viene agravando desde la pérdida de los ferrocarriles, uno de los mayores impactos en la agroindustria. Grandes extensiones de tierras sin cultivo y las que quedan se van abandonando. En el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, las plantaciones de manzanas y peras son derivadas hacia otros negocios.
Encontramos productos en general extrapampeanos, habitualmente con una o dos provincias predominantes, que definen los números importantes, y que conforman 21 de las 31 cadenas agroalimentarias que representan aproximadamente 5% del PBI, alrededor del 10% de las exportaciones totales de bienes, o unos 6.900 millones de dólares. El empleo es cercano al millón de trabajadores, 6% del empleo total, pero con gran incidencia, mucho mayor de ese porcentaje en el Norte, Cuyo y Río Negro y especialmente en pueblos del interior de las provincias.
Las grandes distancias existentes entre los puertos y las regiones del NOA, NEA y la Patagonia generan un efecto distorsivo en las ganancias de los productores, debido al alto costo que estos deben afrontar en los fletes. Sin embargo, la reactivación de la infraestructura los ferroviaria, en particular del Belgrano Cargas, que cubre gran parte del centro y norte del país, es una esperanza cierta para contribuir a reactivar las economías regionales.
