
Por María Antonia Sansó Santos
Licenciada en Bioquímica
Hasta 1918 se creía que el Universo estaba formado por la Vía Láctea con el sistema solar en su centro y las estrellas moviéndose a su alrededor. Unos años más tarde, Edwin Hubble utilizando el telescopio más poderoso de su época, estableció que las nebulosas observadas con telescopios menos potentes eran otras galaxias que estaban más allá de la Vía Láctea, demostrando que el sistema solar no era el centro del Universo. En 1929, estudiando los espectros luminosos de esas galaxias, observó que las ondas de luz que recibía, se ensanchaban desplazándose al extremo rojo del espectro electromagnético. Dedujo entonces que el "corrimiento al rojo" se debía a la expansión del Universo que, con el paso del tiempo, alejaba las galaxias de la vía láctea. Con estos resultados y mediante una Constante que lleva su nombre, intentó medir el ritmo de expansión del Universo. La constante resulta del cociente entre la distancia de la galaxia a la Tierra y la velocidad con que se aleja de ella. En esos momentos obtuvo resultados que los avances tecnológicos, van modificando.
Con anterioridad Einstein, en 1917, en sus ecuaciones de la Teoría de la Relatividad General, también había obtenido un Universo en expansión. Pero en ese tiempo, ante la falta de evidencias, intuitivamente se creía en un Universo estático o estacionario. Para contrarrestar la gravedad que atrae los cuerpos celestes, tuvo que introducir una fuerza compensatoria en sentido opuesto, a la que llamó Constante Cosmológica.
A los estudios de Hubble sobre la velocidad de las galaxias en un Universo en expansión, se sumaron muchos científicos quienes se dieron cuenta, por efectos gravitacionales sobre la materia visible de estrellas y galaxias, que debía haber otra clase de materia. Como no emite radiaciones electromagnéticas se la llama Materia oscura, Esta interpretación se corroboró al descubrirse las anisotropías del residuo cósmico que dejó el Big Bang cuando el Universo tenía 380.000 años, llamado Fondo de microondas.
En 1970, Guth aportó la idea de una presión negativa que promoviese la expansión y hacia 1980, su Teoría de la Inflación cósmica, ocurrida en el primer segundo de vida del Universo.
Se pudo construir un modelo de Universo en el que la gran cantidad de materia que lo fue llenando desde su origen, por efectos gravitatorios, desaceleraba la expansión producida por el Big Bang y la inflación primigenia.
En 1990 se puso en órbita, más allá de la atmósfera, el telescopio espacial Hubble, comenzando una etapa de extraordinarios descubrimientos en el Universo. Para 1998, científicos que estudiaban los intensos brillos producidos por la explosión final de estrellas masivas llamadas Supernovas, se dieron cuenta que la expansión lejos de desacelerarse, se estaba acelerando. Entonces se vislumbró que debía existir una energía que se opone a la fuerza atractiva de la gravedad. Se la llamó Energía Oscura y su comportamiento se asemeja a la Constante Cosmológica que Einstein introdujo en sus cálculos para obtener un Universo estático.
Actualmente los cosmólogos estiman que la aceleración de la expansión del Universo, empezó hace unos 9.000 millones de años. Antes de eso la expansión se ralentizaba por la atracción gravitatoria entre materia visible y oscura. Pero la densidad de la materia oscura, lógicamente disminuye en un Universo en expansión, mientras la energía oscura permanece y finalmente domina y produce la aceleración.
Se deduce que el futuro del Universo depende de la naturaleza exacta de la Energía oscura.
Recientemente se ha publicado que la energía oscura aumenta. Cada vez es más densa y más fuerte. Por eso piensan que no hay concordancia en las mediciones de la Constante de Hubble (aceleración de la expansión) y lo peor, posibilitando que alguna fase virulenta o fantasma de la Energía oscura, aniquile el Universo en un Big Rip (gran desgarro) por aniquilación de los átomos en forma más rápida que la que se preveía. O bien posibilitando que la energía se disipe y de repulsiva se transforme en atractiva como la gravedad, conduciendo a una contracción o gran implosión del Universo, llamado Big Crunch, después del cual todo empezaría de nuevo.
