Se ha levantado un supuesto desde hacen varias décadas por el que se sostiene que hay una escuela privada y de elite (minoría selecta) frente a una escuela pública (común del pueblo). Frente a esto hay que advertir el grave error que ello representa, pues la igualdad de consideración del alumno hace a la educación homogénea en respeto a de su finalidad pública y estatal. Ello nada tiene que ver con su tipo de administración.

De ninguna manera tampoco se puede sostener que la escuela privada pueda reemplazar a la escuela pública, todo lo contrario la complementa. Hay quienes han creado una antinomia entre una y la otra. Pues, obsérvese que el peligro más grave y próximo está en el compromiso que la educación crea y genera en el estudiante, futuro egresado, de aplicar y transferir los conocimientos y traducirlos eficazmente en acciones que signifiquen un acrecentamiento para la ciencia, el trabajo, su rol como ciudadano y por sobre todo en la promoción de la sociedad. Y de ello, los principales responsables son los profesores quienes deben procurar que los alumnos dominen proyectos de ejecución práctica en calidad de ciudadanos.

 El esfuerzo de maestros y profesores en nuestro país no alcanza y las políticas educativas no promueven un nivel técnico-científico capaz de provocar u ocasionar una "revolución copernicana", es decir un giro que demuestre que la calidad de la educación aporta al desenvolvimiento de los pueblos.

Por otra parte, la Administración de la Educación en su escala de compromiso y en manos de directores, supervisores, responsables de áreas y autoridades educativas, no terminan por definir cómo dar respuestas a las necesidades de desenvolvimiento del alumno en calidad de ciudadano y en su inmediato correlato como trabajador y hacedor de futuras políticas públicas que denoten una expectativa renovada de movilidad social en concretas posibilidades de crecimiento productivo y desarrollo científico y tecnológico que demuestre un crecimiento de las comunidades y de nuestra Nación.

Los planes de estudio no expresan más que intenciones en la letra, y las actividades de los alumnos y docentes siguen orientadas y "encerradas entre las cuatro paredes del aula" del edificio escolar. Sólo el abrupto internet despierta en las redes sociales "eso" que debería despertar la educación pública. Por ejemplo: -Que el alumno sea capaz de promover y crear institutos o espacios de investigación, -Que intervengan en las problemáticas sociales, -Que promuevan y generen emprendimientos con apoyo del Estado. -Que tengan la posibilidad de insertarse en un Concejo Deliberante -Que preparados para la carrera política aporten nivel democrático. -Que propongan actividades de desarrollo investigativo no sólo al egresar del Colegio y Universidad, etc.

En este contexto las familias deben ser participadas por las autoridades escolares, fomentando los Consejos Escolares o Académicos tal la propuesta normativa de nuestra Constitución Provincial y las autoridades del Ministerio de Educación deben apoyar y promover los proyectos de profesores de alto contenido social y científico. La Resolución 1820 -ME- 05-2017 firmada por el lic. Felipe de los Ríos está en efectiva propuesta. Esperemos de sus resultados.

 

Por el Prof. Mario Correa D’Amico
Filósofo, pedagogo, investigador en antropología social.