En este año que va terminando, los alumnos de la provincia y del país han realizado un gran esfuerzo conjuntamente con las familias y los docentes. Se elaboraron una multiplicidad de recursos y guías que intentaron mantener en tensión el aprendizaje de los chicos durante la pandemia. Sin embargo, esta tarea dejó en el camino grandes esfuerzos, frustraciones y tal vez sin sabores en todos los actores.
Un filósofo existencialista, ya hace unos cuantos años, escribía que consideraba indispensable la comunicación entre las personas, pero no entendía ese diálogo como mero intercambio externo, sino que hablaba de reciprocidad de existencias. Vivimos en un mundo interconectado, en el que proliferan las distintas formas de relacionarnos con los otros. Karl Jaspers, dicho filósofo, pone en el centro la comunicación y no habla de una relación superficial, sino más bien de una comunicación que empatiza, que sale al encuentro y se pone en los zapatos del otro. En este punto y a partir de lo generado en algunos espacios de enseñanza y aprendizaje en San Juan. Esto con diferentes grupos de alumnos y en conjunto con los relatos de muchos docentes sanjuaninos, podemos afirmar que surgieron desde el primer momento de la pandemia una multiplicidad de recursos para salir al encuentro del otro: Zoom, Jitsi, Google Meet, YouTube e incluso WhatsApp. Todas estas fueron plataformas gratuitas que brindaban la posibilidad del encuentro conjunto entre docentes y alumnos. Estos recursos propiciaron la comunicación entre las existencias para poder seguir en la generación de la educación a partir del encuentro. En el relato de los alumnos, las clases con estos medios tecnológicos, fueron las que ayudaron a aclarar las dudas, a comprender los contenidos y textos, a no dejar el cursado. Algunos estudiantes sanjuaninos que experimentaron este proceso dijeron: "Las clases virtuales me han ayudado un montón"; "Entendí por las clases virtuales". "Aprendí por video llamada, si no, no hubiera podido". Y así podríamos rescatar muchos más testimonios sosteniendo que mantener el vínculo con el docente a través de la tecnología fue clave para seguir.
Para muchos alumnos, las clases con medios tecnológicos, ayudaron a comprender contenidos y a no dejar el cursado.
En una pequeña encuesta tomada a alumnos de nivel medio y superior, en San Juan, cuando se preguntaba: ¿Cuál fue el instrumento tecnológico más claro para colaborar en el aprendizaje de los contenidos durante este año? el 100% marcó clases sincrónicas (clases donde docente y alumno coinciden en video llamada, a través de alguna plataforma).
Estas experiencias nos hacen considerar que debemos buscar estrategias para convertir las nuevas tecnologías en instrumentos para las prácticas docentes, que posibiliten vivenciar de otro modo lo que le pasa al otro. La educación tiene mucho de salir a buscar al otro, salir a su encuentro.
Es por eso que siempre necesitaremos una educación que genere espíritu crítico, que tenga creatividad, flexibilidad e innovación. Pero sobre todo, al servicio de la humanización y de nuestros alumnos, que se ponga en sus zapatos y que intente por todos los medios generar ese lazo afectivo, efectivo e indispensable para producir la educación: el encuentro entre existencias del que habla el filósofo, un encuentro irremplazable entre el alumno y su docente.
Jorge Ernesto Bernat
Prof. y Licenciado en Filosofía
