El pueblo de San Juan y por consiguiente de la Nación Argentina pide continuamente y reclama a gritos manifestaciones concretas de voluntad educativa y sinceramiento en nuestra educación. Han transcurrido ya 200 años y por una y otra vez los cambios profundos en nuestro sistema educativo se han sucedido provocando una confusión donde todo debería ser lo más claro y ejemplar.

Nuestra educación en valores y principios, no puede estar sujeta a los vaivenes políticos u ocurrentes planes. Si es cierto que hubo que volver o restablecer la escuela secundaria -tránsito necesario para la universidad- ese cambio debía ser pleno y no parcial. Un sinnúmero de orientaciones educativas en el nivel medio han desaparecido absolutamente, por ejemplo los bachilleres pedagógicos o los bachilleres con orientación docente que preparaban en la vocación y aptitud a centenares de jóvenes que aspiraban a la enseñanza y conducción del aprendizaje para ingresar a los profesorados universitarios u oficiales. Sin embargo en la actualidad y cada vez más se incorporan en la educación a profesionales que nada tienen que ver con la docencia con tan solo un curso de capacitación docente o logrando esa instancia ingresando supletoriamente o habilitándosele para el dictado de una materia. Evidentemente una cuestión laboral y de ingreso económico, no de educación. Así no queda otro margen y a la vista está que la educación está en jaque.

Creemos que el educando es lo más sagrado en la educación y nuestros jóvenes son el verdadero e inevitable futuro. Nos resta por advertir con pública alarma en los deseos expresados y manifestados diariamente en los pasillos de las escuelas y colegios el reclamo de una mejor educación y calidad en la enseñanza. Por ende los profesores debemos escuchar este acertado golpe y quienes tienen la vocación y aptitud traducidas en la idoneidad de los que han obtenido específicamente el título de profesor avalado por el Estado provincial y nacional, deben hacerse cargo. Pero al mismo tiempo los profesores no podemos tomar partida de toda una educación que en nuestro sistema alberga un 40% para todos los niveles de enseñantes que no tienen la idoneidad docente avalada en los títulos de profesor. Recordemos que no todos los docentes son profesores; y esta realidad es reconocida por los alumnos que advierten en la enseñanza, severos problemas y embarazosas situaciones en el aula.

Por otra parte los padres ya han observado estas situaciones, sin embargo se continúan ingresando al sistema de enseñanza a personas que tienen cualquier tipo de certificación superior o universitaria o enseñantes que no son profesores. Perdón, ¿Qué le decimos a nuestros alumnos? Que falla el docente, que falla el sistema, que es un error de la Junta de Clasificación Docente -organismo técnico que evalúa los antecedentes-, que es una omisión del gobernó educativo.

Todos los ciudadanos y la población escolar de los establecimientos educativos, merecen un sinceramiento pues la educación no se sustenta en reformas educativas o cambios en su legislación sino en el examen de sus fines y objetivos programáticos, en la identidad del maestro y el profesor, en el desarrollo de las virtudes humanas y el fortalecimiento de nuestra cultura y tradición. Nuestros niños y jóvenes merecen un sinceramiento de la comunidad educativa, padres, docentes y el gobierno educativo. Se debe priorizar la familia y el sentir patrio con ejemplos prácticos impulsados desde el Bicentenario.

Quienes sostenemos que la ciencia pedagogía es la rectora en la educación y no las ciencias de la educación -que provocan un difuso espectro profesional en la enseñanza- observamos esta realidad y no podemos dejar de señalar lo que en esta realidad educativa y a nuestro entender sucede con la reforma recientemente impuesta en el ámbito de la enseñanza media.

El Ministerio de Educación de la Nación dispuso para 2008 la puesta en marcha de una propuesta de innovación curricular que implica el desarrollo de formatos de cátedra que ha significado un incremento de áreas profesionales que nunca formaron parte de las asignaturas de nivel medio. Esto fue impulsado y permanece aún desde la reforma educativa por la Ley Federal de Educación y puede verse en las nuevas materias de los planes de estudio. Además se le agrega para este ciclo escolar 2010, por ejemplo, proyectos integrales que respetan la especificidad de cada asignatura involucrada, manteniendo la misma carga horaria como ocurrió con la orientación docente del nivel secundario que ya no existe. Esta propuesta alcanzó a las ciencias sociales, letras, las ciencias naturales, las artes y tecnicaturas.

Para el caso citado, la política educativa llevada a cabo por la nueva Ley de Educación Nacional 26.206 tiene el propósito de creación e implementación del Instituto de Formación Docente, realizado en el marco de las ciencias de la educación. El mismo significará para todo técnico o profesional independiente, la posibilidad de obtener un certificado de formación docente y por consiguiente la calificación para este ámbito de competencia equiparándose cualitativamente al del profesor de nivel superior y universitario. El objetivo es sanear la actividad docente "legalizando" a quienes harán de profesores sin realmente haber pasado por los profesorados oficiales y de la Universidad, cursando cuatro años de formación docente.