En mayor o menor medida, la opinión pública conoce la personalidad del ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, que imponía un autoritarismo patotero en la conducción de ese organismo, en el Indec y el comercio exterior, con los superpoderes otorgados por Néstor Kirchner, primero y Cristina Fernández, después, a quienes se reportaba directamente.

Si en la historia del kirchnerismo hay que señalar al funcionario que hizo más daño, es sin duda el polémico Moreno apropiado de la función pública. Su desempeño se basó en la discrecionalidad al dictar medidas antojadizas, de palabra, para que nada quede registrado de su proceder prepotente y amenazador con que se dirigía al personal y a los empresarios que peregrinaban por su despacho, cuando los conminaba a presentarse para recibir órdenes y retos. La anécdota del revólver en su escritorio, como pisapapeles, lo dice todo.

Pero también es necesario precisar las condiciones en que las actuales autoridades del área recibieron la dependencia, incluyendo en la etapa de corrupción sistemática a Augusto Costa, el obediente sucesor de Moreno, que mantuvo la estructura -salvo el maltrato- de Moreno, cuando este fue reubicado en la agregaduría económica de la Embajada en Italia.

Las nuevas autoridades califican de tierra arrasada lo que recibieron en lo que fue una de las bases del poder kirchnerista.

Durante años se acumularon toneladas de carpetas con información sensible de la economía argentina, que fue destruida junto a otra documentación por decenas de trituradoras de papeles. Otro tanto se llevaron furtivamente, documentado por las cámaras de seguridad, y se inutilizaron las pocas computadoras que dejaron.

Por orden de Moreno ingresaron 639 empleados un 70% de aumento de personal, llegando a 1.500 personas, incluyendo varios barras bravas. Ahora hay 1.800 expedientes esperando aprobación para reexportar mercadería y 30 parados intencionalmente en los que jamás se autorizó la importación de líneas de producción. Alrededor de 70 carpetas de ventas externas de plantas llave en mano y 130 de importación de líneas de producción, que esperan decisiones.

El caso de Comercio debe ir a la justicia porque además de negligencia y corrupción hubo un método delictivo que debe tener un castigo ejemplar.