La muerte de la leona "Simba”, en circunstancias de un controvertido operativo de captura luego de que el animal escapara de su jaula traspasando tres puertas abiertas en el Parque Faunístico de Rivadavia, ha sido el detonante para centrar la polémica en la disyuntiva de cerrar definitivamente el lugar, o recuperarlo con la infraestructura y el profesionalismo adecuado.
Los problemas operativos que afectan al mantenimiento de las especies han sido una constante en las casi dos décadas de funcionamiento de un parque condicionado por los presupuestos. Se necesita actualmente un millón de pesos al año para sostenerlo, más donaciones, mientras la recaudación es muy baja y últimamente nula porque está clausurado desde el año pasado por la aparición de un virus misterioso que impactó en la población animal.
El debate por la suerte del Parque Faunístico debe plantearse al margen de la política y sustentado en los objetivos que tienen los zoológicos en el mundo, de manera que San Juan exhiba un atractivo educativo, turístico y cultural de primer nivel. Los zoo modernos mantienen a sus animales encerrados simulando sus hábitats naturales, permitiendo el ejercicio y la privacidad del animal, evitando las jaulas que los estresan y los enfrentan con el público.
Rivadavia dispone de 18 hectáreas, pero sólo ocupa tres donde viven en deplorables condiciones unas 600 especies a cargo de 40 empleados. Sobre la calidad profesional, los hechos revelan una cadena de negligencias desde olvidarse de cerrar tres puertas, por donde escapó Simba, hasta la forma de recapturar la leona hasta causarle la muerte, además de robos como los de 28 aves exóticas en 2007.
Es necesario replantear el Faunístico en el marco del Convenio Internacional sobre la Diversidad Biológica que indica los mecanismos de protección y conservación in situ de los hábitats naturales y el mantenimiento y la recuperación de poblaciones viables de especies ex situ (fuera del ámbito natural), con medidas financieras, científicas y técnicas orientadas a la conservación y la investigación. Los zoo protegen a las especies en vía de extinción y al reproducirse en cautiverio no conocen otra forma de vida, por lo que es un absurdo opinar que se las devuelva al hábitat salvaje donde no podrían sobrevivir al haber perdido los instintos de alimentación, reproducción y control del espacio, de allí los objetivos de investigación, recreación, educación y conservación deben ser proyectados para que nuestra provincia tenga un modelo de preservación de la vida silvestre con especialistas de primer nivel.
