Si bien la multitudinaria festividad en honor a Nuestra Señora del Rosario se lleva a cabo en el departamento mendocino de Lavalle, la celebración también concierne a las otras provincias cuyanas. Es que en este caso los límites geográficos o eclesiásticos han sido rebosados ampliamente por la variante cultural, ya que para algunos antropólogos tal manifestación religiosa se relaciona con la etnía huarpe y además su veneración ampara a toda la región.

Este año la fiesta tuvo ribetes especiales debido a que la antigua Capilla de las Lagunas del Rosario, conmemoró 400 años de existencia.

En la zona aledaña al templo viven aproximadamente 1000 almas, son los puesteros, laguneros o crianceros que laboriosamente trabajan y residen en forma permanente. La zona geográficamente es importantísima por los humedales que posee, motivo por el cual fue declarada "sitio Ramsar" para preservar toda la variedad de habitat que contiene.

El origen del templo data del año 1609, cuando a unos sacerdotes jesuítas se les asignó la edificación del templo, construcción que se realizó simplemente con ramas y palos de algarrobo. Luego, en 1753, la frágil capilla fue edificada con adobes, hasta que en 1861 fue destruida por un terremoto, reconstruyéndose sobre los antiguos cimientos, pero cambiándose su orientación, si bien se respetó el diseño arquitectónico original. En 1975 fue declarada Monumento Histórico Nacional a través de un decreto promulgado por el Poder Ejecutivo Nacional. Su particular construcción colonial se levanta majestuosa en el desierto de Lavalle, armonizando con el rudo paisaje. En su interior se albergan dos imágenes de la "Patrona", la más pequeña según los más antiguos puesteros, es la de mayor antigüedad.

La fiesta culminó el primer domingo de octubre, estimándose que asistieron 20.000 personas, provenientes de todos los puntos del país. La festividad constó de los tradicionales actos litúrgicos, como la novena, bautismos, confirmaciones, casamientos, misas, vía crucis con antorchas y la multitudinaria procesión. También se efectuó una emotiva peregrinación gaucha desde la Villa Tulumaya, hasta las Lagunas del Rosario. El día previo a la procesión un grupo de mujeres del lugar se ocuparon de una tarea que es un honor ejecutarla: es ataviar o vestir a "la Patrona". En ese quehacer se destacó doña Nazario Marina González, la cual lo viene haciendo desde 1951. La faceta social también tuvo características únicas. Espectáculos artísticos -para lo cual se inauguró un nuevo escenario- destrezas criollas, venta de artesanías y comidas típicas en los "bodegones de los bordos negros" y visitas guiadas a la Reserva de Telteca.

La procesión del día domingo en horas de la tarde fue conmovedora. Las imágenes de la Virgen del Rosario fueron lentamente sacadas del templo, una multitud se acercaba a "tocarlas", mientras las bombas de estruendo y la campana del templo aportaban sus características resonancias. Lentamente la columna avanzó por aquel camino de tierra, rodeado de algarrobos, precarias viviendas y corrales. Pañuelos en alto, cantos y rezos conformaron una jornada religiosa única. Detrás de las imágenes de la Patrona, le seguían otras de diferentes puestos, luego cantidad de jinetes, algunos con sus niños en sus brazos y por último la multitud de creyentes, todos enlazados social y espiritualmente.