La familia cumple una misión esencial en la transmisión de la fe. En primer lugar, en la familia se transmite el "contenido” de la fe: quien es Dios, la Iglesia, el Credo, mediante el conocimiento del Catecismo y de la Biblia. Muchos creen que esta es una obligación de la Iglesia; pero ciertamente la primera iglesia es la "Ecclesia domestica” (Catecismo, 1656), "primera escuela de vida cristiana” (Catecismo, 1657) o sea, es el mejor ámbito natural para aprender a vivir como hijos de Dios. La familia es por naturaleza escuela de santidad y "escuela del más rico humanismo” (Concilio Vaticano II, GS, 52), "célula primera y vital de la sociedad y de la Iglesia” (Juan Pablo II, FC, 42) ámbito insustituible para crecer como persona y como cristiano. La catequesis comienza en la familia desde los primeros años, para que el niño comience a amar a Dios y a la Iglesia.
En segundo lugar, la fe se transmite dando buen ejemplo en la vivencia de los diez Mandamientos y de las enseñanzas morales que encontramos en la Santa Biblia y que la Iglesia nos explica en el Catecismo, actual legado del beato Juan Pablo II. En la familia se debe vivir de acuerdo a la Ley de Cristo; con esto les permitimos a los hijos encontrar en la familia un auténtico "Evangelio vivo”. La práctica de las "obras de misericordia” que ilustran ampliamente cuál es el modo de vivir la caridad según el Evangelio. El primer ámbito de aplicación, desde luego, es el de la propia familia. Vivir el Evangelio implica crear un clima en el hogar en el que se lleva a la práctica la Caridad: el amor se aprende, se hace vida, cuando los hijos ven el ejemplo de sus padres.
Por último, la fe se transmite enseñando a pensar desde la fe, o sea, a "ver” las cosas y la realidad con los ojos de la fe, con criterios de discernimiento basados en la fe. Aspectos básicos de la vida, tales como el amor, el trabajo, la enfermedad, los bienes materiales, el matrimonio, lo que sucede en el mundo, los problemas que se van presentando en la vida, etc. La fe permite "mirar” todas estas cosas acertadamente. Principios tales como: "es más importante lo espiritual que lo material”; "es más importante el "ser" que el "tener"; "estamos en este mundo para ganarnos la eternidad junto a Dios"; "no se puede alcanzar la felicidad sin sacrificio y abnegación”; y tantos otros principios que Cristo nos transmitió en el Sermón de la montaña. Este es un aspecto importantísimo de la transmisión de la fe en la familia.
(*) Profesor. Bioquímico. Escritor. Instructor de métodos naturales de planificación de la familia.