Es probable que Inti (Sol), considerado el dios cósmico de los Andes, debe estar reflexionando en estos momentos sobre la sorpresiva noticia del paso de su Fiesta Nacional en San Juan, de febrero al mes de octubre. En la mitología andina, al sol se lo representaba “con la forma de un elipsoide (esfera imperfecta) de oro en el que también podían aparecer los rayos como otro de sus atributos de poder”, mientras la Luna tenía la forma ritual “de un disco de plata”, según “El origen del Sol y la Luna”, entre muchas investigaciones sobre las leyendas detrás de nuestro astro rey.
Cuando las autoridades de Turismo del nuevo gobierno de Marcelo Orrego, representadas por el ministro de Turismo, Deportes y Cultura, Guido Romero, anunciaron que la celebración máxima del país en honor al Sol no se realizaría en febrero como estaba sucediendo desde hace más de una década, sino en octubre por razones de tiempo y financieras, el asombro fue grande. Hasta la Cadena 3 Argentina, emisora federal de Córdoba, esperaba ansiosa la fecha de febrero para incorporarla a lo que todos los años ellos denominan “Ruta Festivalera del país”, y preparar el equipo para venir a transmitir los días de fiesta para todo el país y el mundo. Pero habrá que esperar no sólo casi siete meses, sino también, que en la organización, que ya está en marcha, se tenga en cuenta por primera vez, que rendimos pleitesía al sol, de muy fuerte presencia local.
El turista que llegue a la Fiesta necesita disfrutar del sol, salir a la vereda del hotel, y sentir que el sol le quita el frío de octubre y no huir de él hacia interiores con aire acondicionado o en pileta como sucede en febrero. ¿Se entiende?
Solo es una idea, pero qué tiene que ver con la esencia de la celebración. En la Fiesta de la Vendimia mendocina, los visitantes y locales disfrutan de muchas creatividad y alegría, pero sobre todo de saborear la uva en tiempo de cosecha y de un buen vino.
Habría que tener en cuenta estos detalles, más aún cuando un hombre como Félix Coluccio, el mayor estudioso del folclore, escribió hace pocos años junto a Juan Martín en su “Fiestas y celebraciones de la República Argentina” que “todos los sectores de la patria saben que ahora para San Juan queda instituida la Fiesta Nacional del Sol”.
“La Fiesta del Sol en octubre es la oportunidad para hacer que los turistas disfruten del astro rey entre nosotros y para ello hay que darle protagonismo en la obra artística final”.
> Falta de continuidad y de una idea rectora
Si viviera Guillermo Barrena Guzmán, ex director provincial de Turismo, es probable que consideraría oportuno el cambio de fecha porque él, que creó la Fiesta del Sol, la realizó en agosto y poco después se concretaron algunas ediciones entre septiembre y octubre. Desde Fiesta del Sol (1972), pasando por Ferisol (1978), Exposol (1992) hasta su restauración como Fiesta Nacional del Sol en 1993, pasaron varios intentos de afirmar un festejo que no encontraba su proclamación definitiva como una auténtica fiesta popular a tono con lo mejor del país.
Quizá la falta de continuidad y de una idea rectora, hizo que las distintas versiones no terminaran nunca de calar en la población para percibir realmente la raíz popular. Pero esta Fiesta tuvo su segundo nacimiento con la idea de tomarla muy en serio y que se quedara para siempre entre los sanjuaninos y en el calendario nacional.
Fue en 2005, siendo Dante Elizondo secretario de Turismo y Cultura primero y ministro del área después, cuando cambió. La idea original fue la misma, pero el proyecto general se agigantó. Así continuó hasta el pasado febrero de 2023 cuando se realizó la última edición con gran éxito popular, bajo la gestión de Claudia Grynszpan, cerrando una sucesión de realizaciones con distintas temáticas centrales como eje, aunque con el detalle de que nunca supimos, desde 1978, a cuánto ascendió el presupuesto total invertido en cada año.
> Una expresión popular
Y si a esta altura de su historial nos preguntamos, finalmente, ¿qué es o debería ser en síntesis esta Fiesta? Ni más ni menos que una celebración tradicional, costumbrista, pintoresca, pero esencialmente una expresión popular en honor al Sol, que ya adoraban los huarpes, pueblos originarios de este territorio, como una fuente de inspiración en el imaginario de los pobladores. A través suyo descubrimos sus sueños, desvelos, preocupaciones, intuiciones y emociones, en muchos casos transmitidos de generación en generación y como espejo de las ideologías y aspiraciones de un pueblo. Más aún, la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) considera estas fiestas centrales como fenómenos culturales del patrimonio inmaterial de un pueblo.
Por todo ello, sería interesante reflexionar sobre las temáticas a desarrollar. Y cualquiera sean estas, que el sol nos diga algo, desde la leyenda hasta lo científico, pero que en nuestra Fiesta Nacional del Sol, el Sol sea un invitado especial. Seguramente será un motivo para que los medios del resto del país se detengan un momento a hablar de San Juan y su Fiesta, porque el sol pasó a ser protagonista como en ningún otro lugar del país.
Por Luis Eduardo Meglioli
Periodista
Fuentes: “Tseltal. El origen del Sol y la Luna”, Mexicana, 2017.