Si hay una provincia que ha sido tierra fecunda para el nacimiento de grandes hombres y mujeres de ilustre estirpe y destacada actuación, en la historia de nuestro país, es precisamente nuestra querida provincia de San Juan.
El Dr. Serú es sin dudas uno de ellos. Nacido en San Juan el 17 de julio de 1849, en el seno de una familia acomodada, fue bautizado como Juan Eugenio del Carmen Serú y era hijo de don D. Eugenio Serú y doña Micaela Ladrón de Guevara. Desde pequeño se caracterizó por su apego al estudio. Asistió al colegio Nacional en donde fue compañero de Anacleto Gil, otro sanjuanino que también haría grandes aportes a su provincia natal.
Fueron grandes amigos y sobresalientes estudiantes. En una revisión de una comisión evaluadora provincial se informó al Ministerio de Justicia e Instrucción Pública de la Nación lo siguiente: "Esta comisión tiene el deber de mencionar a los cinco alumnos que frecuentan interesadamente todas las clases que se dictan en el colegio, cuyos nombres son: Roberto Sánchez, Juan Serú, Anacleto Gil, Carlos Doncel y Urbano Barriga, los que completaron sus estudios con gran utilidad para el país y corresponderán así a las altas miras del gobierno nacional, al sostener este importante establecimiento".
Pero para poder llevar a cabo esta empresa los cinco nombrados por la comisión fueron becados a estudiar en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Por aquel entonces (1866), Luis Aberastain, padre de Antonino Aberastain y cuñado de José Ignacio de la Roza, tenía una empresa de carruajes y conocía muy bien el ambiente académico ya que, a pedido de su cuñado, había reclutado maestros en Buenos Aires (como Fermín Rodríguez y su hermano) para abastecer la primera Escuela de la Patria. Fue él el encargado de trasladar a los jóvenes sanjuaninos becados hasta la capital del país.
CARGOS IMPORTANTES
En 1874 Eugenio y Anacleto se graduaron de abogados. Anacleto regresó a San Juan donde se incorporó al Tribunal de Justicia mientras que Juan Eugenio fue requerido por el gobierno de Mendoza para ocupar el cargo de Decano del Tribunal de Justicia. Ese mismo año fue elegido como miembro de la H. Legislatura de Mendoza llegando a estar a cargo de la Gobernación de Mendoza, por encontrarse ausente el gobernador, siendo el único funcionario del país en ocupar simultáneamente cargos en los tres poderes del Estado.
Para ese entonces su amigo el Dr. Anacleto Gil había formado en San Juan el grupo "Los Regeneradores" dentro del partido "El club del Pueblo" y ganado las elecciones para la Legislatura Provincial. Casi inmediatamente el mismo año de 1878 el Dr. Serú es elegido para representar a San Juan (su provincia natal) en el Congreso Nacional, donde tuvo una destacada actuación en tiempos extremadamente difíciles, por las disputas entre el gobernador de Buenos Aires, Tejedor, y el presidente Avellaneda. En 1881 el Dr. Anacleto Gil se convierte en el gobernador más joven de San Juan (y del país) con sólo 28 años y realizó una de las gobernaciones más progresistas y fructíferas de nuestra provincia.
En 1882 fue herido gravemente en un levantamiento opositor, donde murió el Coronel Agustín Gómez. Mientras tanto Serú completó su período de legislador en 1883 y casi inmediatamente fue elegido diputado por Mendoza. Nuevamente tuvo una destacada actuación, renunciando para aceptar el cargo de Ministro de Gobierno de Mendoza, labor interrumpida en 1889 por la revolución de los adeptos a Juárez Celman. Tras ocupar otros cargos de importancia Serú se dedicó a la agricultura, trayendo de Europa maquinarias para el envasado de frutas en conserva. Fue así que fue designado como Presidente del Primer Congreso de Industria, Comercio y Agricultura en 1914. Paralelamente su amigo el Dr. Anacleto Gil también había adquirido tierras en el departamento Caucete, sin tan buen éxito comercial.
El Dr. Serú se trasladó luego a Buenos Aires buscando atención médica y tranquilidad. Murió en 1921 a la edad de 72 años. Por su parte el Dr. Anacleto Gil fue director del Colegio Nacional e interventor de la Provincia de Santa Fe. Falleció en San Juan en 1939.
Por Antonio Diaz Ariza
Docente-Escritor