Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la principal causa de muerte de adolescentes, de 15 a 19 años, no es el sida, el cáncer, ni otra enfermedad, sino los accidentes de tránsito. Estadísticas del Insurance Institute for Highway Safety (IIHS), agregan que el riesgo de accidentes en conductores adolescentes es mayor que el de cualquier otro grupo etáreo en el mundo.
La mayoría de estas tragedias son consecuencia de la pérdida de control del auto o la moto, al circular a alta velocidad. Los choques suelen producirse cuando hay más de un adolescente en el vehículo y el riesgo aumenta con cada pasajero adicional. La noche aparece como un factor de riesgo; la tasa de colisiones mortales nocturnas en chicos de 16 años es aproximadamente el doble que la diurna.
Argentina no es ajena a este drama. El segmento se ha constituido en protagonista y víctima de accidentes de tránsito, debido a costumbres, hábitos de salidas, el consumo en algunos casos de bebidas alcohólicas y el cansancio, entre un cúmulo de factores que atentan contra la seguridad de los jóvenes y pone en peligro a los demás.
Una encuesta realizada por el Cesvi, sobre 300 adolescentes de entre 16 y 17 años reveló que cerca del 85% maneja sin registro de conductor. Vale considerar que no son los jóvenes los únicos responsables de esta situación, sino que, la atención de los padres, también responsables frente a esta realidad y la colaboración de las autoridades desde un lugar de docencia y control, deben colocar los límites adecuados para reducir el flagelo.
